futbol y economía

El sabado pasado, la Unión Deportiva ALmería obtuvo su mayor derrota en casa ante la mirada de unos cuantos millones de espectadores que seguían el partido por TV, no por el equipo en sí, sino por el rival, un F.C. Barcelona con más de cinco campeones del mundo en el terreno de juego.

Mi abuela sacaría su silla de enea a la puerta y les diría a los aficionados que por ella pasaran.- ¿y que esperabais?, ¿ganar tal vez?....¡ilusos! se respondería ella misma esperando que saliera alguna vecina para hablar de cosas más importantes como el desarrollo de la campaña electoral catalana o mejor aún de la crisis financiera de Irlanda, que ella de esto sabe un montón porque es muy ahorradora.

No salía nadie aún cuando por esas cosas de la vida pasó un paseante cabizbajo con su bufanda futbolera al cuello, no por el frío que hace en esta cálida ciudad, sino porque regresaba de un estadio, humillado.
Al ver esta estampa desoladora mi abuela entabló conversación con aquella triste figura y le dijo muy serenamente: - no te preocupes, esto era la cónica de una muerte anunciada, tan solo el sacrificio debía de haber sido seis jornadas atrás con la derrota ante el levante. No ves buen amigo que este nuestro equipo juega con una defensa de tres, un centro del campo sin estrategia para llevar el valón al terreno contrario y una delantera ausente a no ser por sus dos chiquitillos que corren como si huyesen de los látigos de su amo. Más aún este nuestro "mister" quita centrales y saca delanteros cuando vamos perdiendo y cuando jugamos contra nueve los quita. Este Lillo nos ha metido a un liíllo-.

El caminante no supo que decir pero se fue un una sonrrisa en su cara al comprender que aquella anciana tenía una visión tan clara de la realidad, que se fue a ver la última sesión de las notícias para mañana, con suerte, encontrarse con aquella anciana. El pobre hombre se volvió a desilusionar al ver como se undía un Estado de la Unión Europea y se durmió pensando -¿qué sabra ella?- Ella ya se lo dijo todo al pricípio _¡iluso!