
Manos sobre la cabeza, servilletas de papel, ojos sonrojados,
lágrimas resbalando por las mejillas formando pequeños afluentes que aumentan
el caudal de un rio que desemboca en el mar de las penas y la respiración
agitada fueron las pesquisas suficientes para dilucidar lo que allí estaba
sucediendo...-¿Por qué esta escena?-
No supe que hacer ni decir. Lo primero que mi subconsciente sugirió
fue abalancharme sobre ella y rodearla con mis brazos, previo todo aquello, una
posterior batería de sutiles preguntas me ayudarían a llegar al meollo de la
cuestión.
Algo extraño presentí puesto que cuando me preparaba a
derramar todas aquellas breves y
directas cuestiones, mi cortex se paralizó por completo. Una erección había
atraído toda mi atención… ¡Así no hay manera de hacer nada!. Algún monosílabo
me hubiera bastado.
Cuando el retorno sanguíneo comenzaba a liberar mis
pensamientos, tímidamente pude balbucear lo que viene a ser un tímido deseo de salir de
allí. No sé, si con la acertada idea de ir a tomar un café con la leche bien
caliente….-Uff!!, perdón.
De camino a la cafetería, la cafeína fue haciendo su reacción. El aroma de su piel y de su
cabello aún mantenía una extraña batalla entre sentimientos y feromonas. Minutos
más tarde, al sentir la temperatura de aquella revitalizante bebida en mis
labios, comprendí lo que me había llevado hasta allí. La hora del té.
Una luz enturbia la mirada. Levanto la vista y el resplandor producido por la incidencia de los
rayos del sol, en su perfecta inclinación con el líquido cristalino que forma
aquella gota procedente de los ojos, vuelve a perturbar mis disertaciones e
intento buscar una explicación a aquel fenómeno, mientras que las pupilas
vuelven a su estado de normalidad – ¿Refracción?
Comprendí, mientras se enfriaba el café, que el hecho por el
que me encontraba en semejante lugar era debido a lo preocupante de ver a otra
persona desahogar sus frustraciones, sin motivo aparente. Motivos tenía.
La vida es un cúmulo
de errores, cuya inevitabilidad solo es cuestión de medir cuál de ellos merece
la importancia de dedicarle unos minutos de infelicidad. - ¿Quien tiene tal
calibrador?-… Un alto nivel de responsabilidad solo puede producir confianza y
satisfacción… O no!
Mientras se producía la enumeración de motivos por los cuales
se había llagado a aquel estado, de una forma proporcional quiso desfallecer en
una perfecta combinación de palabras y sentimientos. Antes de que perdiera el
equilibrio la sujeté por sus hombros. El contacto producido volvió a provocar
una nueva erección sin venir a cuento.
Hoy, varios meses
después de aquel desenlace, intento recomponer los motivos por los
cuales una persona se puede sentir decepcionada.
Lo que aún no llego a comprender es como la cercanía de quien sabe quien
provoca una erección que rompe toda barrera de calcificación de próstata.
Pasando una mano por la barbilla, frunzo el ceño y mirando hacia lo que en otras circunstancias
simulaba un precioso cielo azul, solo se me ocurre decir aquello que: ¡Seguiremos investigando!. ¡Hacemos todo lo
que podemos!. ¡Nadie quedará impune!
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