…espero que esta exposición haya cubierto vuestras expectativas
iniciales. Como dije al principio, tratamos un tema “pesado” en su teoría, a la
vez que interesante en el terreno.
Así acabó mi ponencia o más o menos de forma semejante. Simultáneamente,
el crepitar de las sillas moviéndose
hacia atrás envolvió las últimas palabras mientras escribía mi dirección de
correo electrónico en una pizarra tediosa con un rotulador pidiendo a gritos un
sustituto y pude oír el sentimiento de vergüenza ajena producido por el trazado
añil. Al cerrar torpemente la capucha lancé una mirada de consuelo al rotulador
haciendo la promesa de su pronto reemplazo.
-Perdonar este distracción, porque no sé a qué carajo ha
venido este comentario- Mis disculpas por perder el hilo de esta historia.
El día amaneció gris, un gris azulado típico de nuestra
tierra. Solo unas gotas de lluvia que caían tímidamente. Seguramente alguien
desde las nubes les estaba obligando a precipitarse al vacío. Lo más normal que
en pleno mes de diciembre no bajamos de los quince grados por lo que mientras
realizaba un curso acelerado e intensivo del manejo del paraguas pisé una de
tantas baldosas sueltas de nuestras aceras
con tal suerte que empapé mis mocasines nuevos.
-Esto tampoco tiene que ver con la historia que deseo
contar, más aún… ni tiene relación alguna. Perdón!-
El tenedor de la vajilla de diario, discerniente, sujetaba
desproporcionadamente aquel pedazo de filete de lomo de cerdo como si deseara
que no pudiese huir de la condena imputada. Ahora tocaba el turno del cuchillo.
El arco descrito por el brazo desde su reposo en la zona comensal hasta el
momento de comenzar a incidir sobre él fue majestuoso. Aún recuerdo como elegí
el punto de incisión como si en él se dibujara unas coordenadas GPS de color
verde fosforito. El ruido emitido por la sierra del cuchillo mientras desgarraba
cada musculo de aquel inerte tejido fue casi aterrador y no era por la sequedad
del instrumento ejecutador puesto que la orografía del filete acumuló pequeños
lagos de aceite quemado. -Es que era de la parte de la cabeza-.
Una idea surgió en mi cabeza, inapropiada, como viene siendo
habitual mientras almuerzo. Recordaba que esa misma tarde debía realizar mis
compras. Me vino a la memoria un lugar cercano. Se trataba de un comercio asiático
que estaba abierto todo el día. Saludé a su propietario de forma amigable
presuponiendo que era conocido ya que su cara me resultaba familiar.
-Puede parecer una broma de mal gusto y es por ello que
deseo me disculpéis por alejarme una vez más de este sin sentido-
Sentado en mi confortable sofá, las noticias siempre
desastrosas de esta cadena provocan un cambio de canal en busca de mejores
noticias. ¿Cuál fue mi sorpresa? Una estadística realizada por una honorable
universidad con prestigio internacional exponía los datos de su distendido
trabajo. “…se ha detectado un considerable aumento de un tanto por ciento
elevado de españoles que buscan refugio ante la crisis asistiendo a las aulas” Yo me pregunto cómo traducir este titular:
¿Soy más Listo o más Tonto con o sin status?
Se me ocurre una posible respuesta: A priori no es de listos
ni de tontos en una sociedad cuyos valores culturales y morales están basados
en lo que pueda pensar el vecino de nosotros nos compromete a ocupar nuestro
tiempo en algo denegado como el trabajo. Ojo!, tenemos el derecho al trabajo pero
poca posibilidad de acceder a él. Espiamos nuestros pecados estudiando.
…por lo menos hacemos algo de provecho.
Ummmmm!!!
… parados…sí!... todavía,… pero más formados.
¡Más que formados en formación!: Formados para la cola del
paro, para la cola de una ONG, para recibir una ayuda o en la cola del banco
para evitar un desahucio.
Ahora me doy cuenta que por una vez estoy al hilo de las
consecuencias, sin divagaciones ni despistes. Centrado, como no podría ser de
otra manera, caigo en la cuenta que si falla un rotulador al hacer una reseña
con un pronóstico del 5% de probabilidades de ser copiada o recordaba, no puede
ser tan importante del hecho de salir a reponerlo a una tienda de los chinos un
día lluvioso.
-Joder! Que a gusto me he quedado!.... o no!!!
-Cip-