De repente el cielo se cubrió de todos grises dibujando un mural de nubes que recorrían todos los tonos de la escala monocromo. Las aves habían desaparecido.
El suelo empezó a vibrar bajo las delgadas sillas de la terraza donde tomábamos el café. Levanté la taza, le di un sorbo y mirándole a la cara le dije lo que sentía apelando a cierta tolerancia ante una inminente cagada.
Podría describir mediante una versión abreviada lo que expresé pero fue entonces cuando un amargo estruendo nos hizo saltar dejando un espacio considerable entre el asiento de la silla y nuestras posaderas. Como toda regla empírica tras el efecto llega la consecuencia.
El cielo ahora cobraba tonos naranjas y coral con destellos intermitentes de ocre. El calor era insoportable, la emisión de cenizas dificultaba respirar, agravio magnificado a través de una conversación entrecortada y un mensaje ahogado, ahora por el fenómeno desatado. Trozos de roca caían sobre la acera y la calzada se inundo de un río de lava lento y devastador.
No sabía cómo interpretar aquello, tampoco la situación me daba la oportunidad necesaria. Solo recuerdo cuando la vi marchar que en el fondo de mi mente estaba seguro de que estaba totalmente muerto.
Mientras todo volvía a una normalidad, ahora muy distinta, me reúno con ella cada día y me veo considerablemente disminuido, cegado por la melancolía de un pasado glorioso.
De camino al trabajo observo cómo se marcha hasta que el horizonte engulle su moldeada silueta. Asomo entonces la mirada por el retrovisor para ver aquellos momentos pasados bajo un cielo de estrellas figuradas:
-“un humilde y escurridizo pene solo quería que se le prestara cierta atención. Torpemente erecto esperaba con cierta ternura a que el paladar terminase de saborear los manjares más íntimos y profundos que emanan del gozo de una mujer tras explotar de placer. Él miraba dulcemente con la cabeza aún apoyada en la entre pierna a escasos centímetros de su vagina como si de una obra de arte expuesta en un museo se tratase. Ahora era su turno. Vacilante noto como su ano se dilataba humedecido por las emanaciones estremecedoras recientes. Penetró sin dificultad con destellos intermitentes que oscilaban dibujando en el aire un arco de forma notaría. El ritmo suave y delicado permitía poder pararse brevemente para recorrer con la mirada aquel cuerpo estremeciéndose y notar como aumentaba la respiración y la temperatura de aquella piel aterciopelada levemente cubierta de un fino y delicado vello ahora erizado. Cogió la mano de ella y la atrajo sobre su propio sexo con la intención de que se acariciara. Tras tímidos intentos de resistencia abdicó y se dejó asir. Los movimientos se aceleraron a la vez que el ritmo de la penetración provocando en él una inexpresable erección culminando ambos en un climax total de pasiones incontroladas, disfrutadas y en silencio vividas”
De vuelta a la circulación llego a los aparcamientos de la estación dispuesto a pasar un breve instante por el andén, sentarme en aquel banco donde tantas veces he llorado en silencio durante los últimos meses y aún vuelvo para llorar aunque es cierto que ahora no me llevo las manos a la cara pues al levantar la mirada recuerdo cómo se subía a otro tren que no era el mío. Apeado en la quietud de una irreversible soledad intento conscientemente leer sus pensamientos desde la distancia y siento miedo.
Todavía noto como quema y va ardiendo en mi interior su partida mientras me paso las horas intentando dilucidar los motivos que le llevaron a ese viaje con destino precioso pero incierto a la vez que no quiero tener el entendimiento de mis errores.
Vi cómo se le caía una agenda que no me dio tiempo a devolver. Quedó abierta por la página donde anotaba las cosas positivas que le ocurrían. Fechada en mayo de varios años atrás se podía leer con letra clara y firme “Primer beso”
Me dirijo al filo de la dársena a la espera de mí tren en busca de un acantilado juez y letal cuando siento un alivio incompresible provocado por el indulto diario basado en una gran amistad futura y duradera.
Cuesta asumir las circunstancias cuando el corazón no quiere atender a la razón pero de igual manera que dos no se pelean si uno no quiere, debemos asumir el destino que el tren de la vida nos tiene destinado y aprender a vivir con ello. Podemos subirnos o bajarnos en cada estación si así lo deseamos pero es cierto que el camino no lo elegimos aunque sí que lo escribimos.
-“ Es lo que hay”-
Permitirme que os diga : ......“ Y UNA MIERDA”
-Clip.-
-¿Cómo? De clip nada...un mojón-
“Aquella otra tarde esperaba de rodillas a que terminase de despojarse de los estrechos pantalones y dejaran al aire unas tersas e interminables piernas que poco a poco se doblaban para dejarse caer sobre un suelo acolchado. Una vez flexionarlas y suficientemente abiertas levante la cabeza y fijando mis ojos en los suyos hablamos con la mirada asintiendo lo que a continuación sucedería.
Lentamente me fui acercando dibujando corazones con los labios por el interior de sus piernas. Cuando el suave y dulce muslo se acabo, la lengua tomó el testigo en busca de tan preciado botoncito detonador de placeres inconfesables. Con delicadeza y robustez fue separando los labios vaginales hasta que encontró lo que buscaba. La saliva empezó a luchar contra un torrente de cálida humedad y se dejó vencer. Con movimientos precisos y constantes fue recorriendo toda su zona pues no quería dejarse un milímetro sin saborear. De momento unas manos conocidas sujetaron tiernamente la cabeza y con un movimiento firme la colocó en el lugar deseado. Todo apuntaba a que un torrente de placer estaba apunto de llegar, la respiración de aceleró, la tensión de los músculos de su cuerpo terminaron en una dulce explosión de excitación y relajación.
Tumbados mirando el techo nos prometimos amor eterno”.
Alimentado por los recuerdos se aprende a valorar una leve sonrisa por efímera que sea y hoy cuando todo ha terminado, cuando las calles vuelven a tener su aspecto habitual, el cielo vuelve a recuperar su tono azul tímidamente cubierto de una nube que se ha colado Dios sabe por dónde, el aire es respirable, la brisa es fresca y la normalidad instaurada, vuelvo a disfrutar de mi café diario con la mejor compañía que se puede desear pues de no ser así para que cojones se inventó el café.
-¡Ahora sí! ...
-Clip-
-Eso es lo que tú te crees.........