Alguien dijo una vez: -“Cordoba tiene un color especial...”- o más o menos algo parecido dice la canción, no?
Si es cierto que el origen de esta historia comienza sobre un afeminado tejado con la tez de un hombre de aquellos donde aún no existía la rueda y casi siempre con sus mismos ropajes. Es curioso, ahora que lo pienso, que su inadecuada sonrisa favorecía horripilantemente a ese ser.
Todo comenzó horas antes, aún no le daba importancia a los continuos mensajes de ida y vuelta que se iban produciendo a lo largo del día. Fue un –“vamos ya!, Paca”- a modo de impaciencia e inusual para lo que debería haber sido un depredador a la altura de semejante presa. Presa única en el mundo por su belleza inconfundible ....¿ajena quizás a lo que se avecinaba?
Las primeras pesquisas infundadas acaecían hacia un abismo donde de forma incomprensible el botín se dejaba asir. A medida que las horas pasaban las evidencias tan legibles vaticinaban un cierre del caso de forma fulminante – “coser y cantar”- se decía a sí mismo frotándose las manos.
El subconsciente a vences te atropella el trasero vigorosamente de forma que no te deja pensar con claridad. Fiel a él, como no podría ser de otra manera, te dejas arrastrar teniendo como consecuencia el inevitable desvirgamiento llegando a ser atroz hasta el punto de notar como lentamente se te alisa el esfínter hasta que el desgarro te envuelve en una esfera de calamidad.
No obstante, terco por esclarecer los hechos, ahondaba en heridas abiertas y pululantes mientras se encaminaba hacia el bar que había junto al dispensario de anticonceptivos donde certeramente y gracias a su intuición la encontraría allí.
Incapaz de ingerir bocado, cabizbaja y sin articular palabra fue presa nuevamente pero esta vez la alimaña era de otra estirpe. No paraba de disparar ráfagas de preguntas y más preguntas, pues como bien apunté anteriormente fue follado por su subconsciente.
-“¿Pero a qué se debe tanto revuelo?”- Jamás en la historia de cualquier investigador que le ponen delante de sus propios ojos la posibilidad de leer las pruebas, rehusa a verlas y se hecha de nuevo a las calles acompañado de su ceguera en busca de hechos infundados sin conexión con el caso.
-¿Estaremos ante un necio que se infringe dolor a modo de dopaje?-
Extraña historia donde ninguna ciudad alberga echo insólito.
Pasan las horas para el presunto derrotado. La soledad de la barra de un mediocre bar de la ciudad, luz tenue y una espesa nube de tabaco sobre su cabeza era el perfecto escenario lúgubre para poner fin a un ciclo por no decir el comienzo hacia el final de su existencia.
–“¿Y entonces que pasó?”-....
... Que al igual que el desamor, el amor lo devoró.
Un gato se posó en sus pies y se dormido ronroneando. Momentos antes, posado en el alféizar de su ventana observaba las gentes fumar en las frías terrazas de una noche primaveral de noviembre.
...-“sigo sin entender”-
.... –“¿A ver cómo te lo puedo explicar?”-
-“¡eso,eso, explícate!”
Silencio....
....más silencio!....
...Volviendo al principio, un gesto inapropiado le cambio el talante, epicentro de elocuencias cuyas reacciones desataron un brinco de la silla donde permanecía inquietamente sentado, con un –“hasta mañana”- ahogado se marchó, pues se sentía fuera de lugar y un obstáculo hacia un futuro nada prometedor.
Tumbado encima sobre el hastío de su colchón en la quietud de la noche, impertérrito con la mirada perdida en la oscuridad de su habitación, se proyectaban infinidad de imágenes pasadas a cámara rápida ante el inútil intento de pegar ojo. Siempre te preguntas cómo se puede llegar a darse estas situaciones. Y son estas y otras pesquisas las que el buen pensador culmina con la respuesta correcta. Como en una buena peli de detectives el culpable no es quien parece ser. Hay que sufrir y sortear incómodas situaciones por el camino, ordenar las ideas y una vez claras, elaborar la hipótesis que te lleve directamente al culpable... y no siempre es el mayordomo o la chica de la limpieza.
...sigamos...
En el intento de descubrir lo que sucedió obsesionado por cerrar el caso y el porqué de los acontecimientos que atormentaban sus investigaciones, tubo que tomar de su propia medicina una noche en la terraza de un café sin consumición alguna que tomar. Empático, dejó que poco a poco se fueran quedando vacías las mesas de la terraza pues la soledad lo elevó a un estado de valentía tal que unas lágrimas comenzaron a aflorar. Mientras balbuceaba entre sollozos cada una de sus investigaciones, fue atando cávalas torpemente en voz alta. Imperó la verdad y la razón pues cada una de las notas no salían de los apuntes de su maltrecha agenda, sino con una forma casi alienígena emanaron de lo más profundo de su corazón. Por fin y sin más se quedó atónito pues ha encontrado al culpable. –“Yo”-.
Han pasado varios días tras su propia detención y aferrado a los barrotes de aquel inhóspito lugar,mirada perdida, una leve sonrisa se quiere dibujar en su boca pues sin soltar el frío y oxidado hierro ha recuperado el apetito que perdió y pide a gritos seguir encadenado.
Tras él en la oscura pared se puede leer –“ Cordoba, una hermosa ciudad que me devolvió la felicidad”-
Espacio para dar rienda suelta al pensamiento en forma escrita. La escritura te lleva de viaje al lugar preferido de tu mente. Escribir libera un mundo encerrado en ti deseando salir. Yo escribo además para aprender a comunicarme. Escribir mejora mi forma de hablar.
domingo, 29 de noviembre de 2015
domingo, 28 de diciembre de 2014
Pandemia
…espero que esta exposición haya cubierto vuestras expectativas
iniciales. Como dije al principio, tratamos un tema “pesado” en su teoría, a la
vez que interesante en el terreno.
Así acabó mi ponencia o más o menos de forma semejante. Simultáneamente,
el crepitar de las sillas moviéndose
hacia atrás envolvió las últimas palabras mientras escribía mi dirección de
correo electrónico en una pizarra tediosa con un rotulador pidiendo a gritos un
sustituto y pude oír el sentimiento de vergüenza ajena producido por el trazado
añil. Al cerrar torpemente la capucha lancé una mirada de consuelo al rotulador
haciendo la promesa de su pronto reemplazo.
-Perdonar este distracción, porque no sé a qué carajo ha
venido este comentario- Mis disculpas por perder el hilo de esta historia.
El día amaneció gris, un gris azulado típico de nuestra
tierra. Solo unas gotas de lluvia que caían tímidamente. Seguramente alguien
desde las nubes les estaba obligando a precipitarse al vacío. Lo más normal que
en pleno mes de diciembre no bajamos de los quince grados por lo que mientras
realizaba un curso acelerado e intensivo del manejo del paraguas pisé una de
tantas baldosas sueltas de nuestras aceras
con tal suerte que empapé mis mocasines nuevos.
-Esto tampoco tiene que ver con la historia que deseo
contar, más aún… ni tiene relación alguna. Perdón!-
El tenedor de la vajilla de diario, discerniente, sujetaba
desproporcionadamente aquel pedazo de filete de lomo de cerdo como si deseara
que no pudiese huir de la condena imputada. Ahora tocaba el turno del cuchillo.
El arco descrito por el brazo desde su reposo en la zona comensal hasta el
momento de comenzar a incidir sobre él fue majestuoso. Aún recuerdo como elegí
el punto de incisión como si en él se dibujara unas coordenadas GPS de color
verde fosforito. El ruido emitido por la sierra del cuchillo mientras desgarraba
cada musculo de aquel inerte tejido fue casi aterrador y no era por la sequedad
del instrumento ejecutador puesto que la orografía del filete acumuló pequeños
lagos de aceite quemado. -Es que era de la parte de la cabeza-.
Una idea surgió en mi cabeza, inapropiada, como viene siendo
habitual mientras almuerzo. Recordaba que esa misma tarde debía realizar mis
compras. Me vino a la memoria un lugar cercano. Se trataba de un comercio asiático
que estaba abierto todo el día. Saludé a su propietario de forma amigable
presuponiendo que era conocido ya que su cara me resultaba familiar.
-Puede parecer una broma de mal gusto y es por ello que
deseo me disculpéis por alejarme una vez más de este sin sentido-
Sentado en mi confortable sofá, las noticias siempre
desastrosas de esta cadena provocan un cambio de canal en busca de mejores
noticias. ¿Cuál fue mi sorpresa? Una estadística realizada por una honorable
universidad con prestigio internacional exponía los datos de su distendido
trabajo. “…se ha detectado un considerable aumento de un tanto por ciento
elevado de españoles que buscan refugio ante la crisis asistiendo a las aulas” Yo me pregunto cómo traducir este titular:
¿Soy más Listo o más Tonto con o sin status?
Se me ocurre una posible respuesta: A priori no es de listos
ni de tontos en una sociedad cuyos valores culturales y morales están basados
en lo que pueda pensar el vecino de nosotros nos compromete a ocupar nuestro
tiempo en algo denegado como el trabajo. Ojo!, tenemos el derecho al trabajo pero
poca posibilidad de acceder a él. Espiamos nuestros pecados estudiando.
…por lo menos hacemos algo de provecho.
Ummmmm!!!
… parados…sí!... todavía,… pero más formados.
¡Más que formados en formación!: Formados para la cola del
paro, para la cola de una ONG, para recibir una ayuda o en la cola del banco
para evitar un desahucio.
Ahora me doy cuenta que por una vez estoy al hilo de las
consecuencias, sin divagaciones ni despistes. Centrado, como no podría ser de
otra manera, caigo en la cuenta que si falla un rotulador al hacer una reseña
con un pronóstico del 5% de probabilidades de ser copiada o recordaba, no puede
ser tan importante del hecho de salir a reponerlo a una tienda de los chinos un
día lluvioso.
-Joder! Que a gusto me he quedado!.... o no!!!
-Cip-
lunes, 24 de febrero de 2014
Disfunción Erectil

Manos sobre la cabeza, servilletas de papel, ojos sonrojados,
lágrimas resbalando por las mejillas formando pequeños afluentes que aumentan
el caudal de un rio que desemboca en el mar de las penas y la respiración
agitada fueron las pesquisas suficientes para dilucidar lo que allí estaba
sucediendo...-¿Por qué esta escena?-
No supe que hacer ni decir. Lo primero que mi subconsciente sugirió
fue abalancharme sobre ella y rodearla con mis brazos, previo todo aquello, una
posterior batería de sutiles preguntas me ayudarían a llegar al meollo de la
cuestión.
Algo extraño presentí puesto que cuando me preparaba a
derramar todas aquellas breves y
directas cuestiones, mi cortex se paralizó por completo. Una erección había
atraído toda mi atención… ¡Así no hay manera de hacer nada!. Algún monosílabo
me hubiera bastado.
Cuando el retorno sanguíneo comenzaba a liberar mis
pensamientos, tímidamente pude balbucear lo que viene a ser un tímido deseo de salir de
allí. No sé, si con la acertada idea de ir a tomar un café con la leche bien
caliente….-Uff!!, perdón.
De camino a la cafetería, la cafeína fue haciendo su reacción. El aroma de su piel y de su
cabello aún mantenía una extraña batalla entre sentimientos y feromonas. Minutos
más tarde, al sentir la temperatura de aquella revitalizante bebida en mis
labios, comprendí lo que me había llevado hasta allí. La hora del té.
Una luz enturbia la mirada. Levanto la vista y el resplandor producido por la incidencia de los
rayos del sol, en su perfecta inclinación con el líquido cristalino que forma
aquella gota procedente de los ojos, vuelve a perturbar mis disertaciones e
intento buscar una explicación a aquel fenómeno, mientras que las pupilas
vuelven a su estado de normalidad – ¿Refracción?
Comprendí, mientras se enfriaba el café, que el hecho por el
que me encontraba en semejante lugar era debido a lo preocupante de ver a otra
persona desahogar sus frustraciones, sin motivo aparente. Motivos tenía.
La vida es un cúmulo
de errores, cuya inevitabilidad solo es cuestión de medir cuál de ellos merece
la importancia de dedicarle unos minutos de infelicidad. - ¿Quien tiene tal
calibrador?-… Un alto nivel de responsabilidad solo puede producir confianza y
satisfacción… O no!
Mientras se producía la enumeración de motivos por los cuales
se había llagado a aquel estado, de una forma proporcional quiso desfallecer en
una perfecta combinación de palabras y sentimientos. Antes de que perdiera el
equilibrio la sujeté por sus hombros. El contacto producido volvió a provocar
una nueva erección sin venir a cuento.
Hoy, varios meses
después de aquel desenlace, intento recomponer los motivos por los
cuales una persona se puede sentir decepcionada.
Lo que aún no llego a comprender es como la cercanía de quien sabe quien
provoca una erección que rompe toda barrera de calcificación de próstata.
Pasando una mano por la barbilla, frunzo el ceño y mirando hacia lo que en otras circunstancias
simulaba un precioso cielo azul, solo se me ocurre decir aquello que: ¡Seguiremos investigando!. ¡Hacemos todo lo
que podemos!. ¡Nadie quedará impune!
sábado, 30 de noviembre de 2013
Luna LLena
-¡Ven!- sonó la voz al otro lado de la línea telefónica. Cinco tonos había dado su teléfono móvil antes de recibir la orden, cuya llamada esperaba de forma ansiada y meticulosamente programada. Aún así no descolgó al instante, sino que lo dejó crepitar encima de la mesita junto a las copas vacías de la cena. Hoy tocaba bocadillo de mantequilla, queso y orégano, todo fundido al grill.
-Voy-
contestó él sin alterarse ni un ápice volviendo a dejar el teléfono encima de la mesa. No miró de quien se trataba pues ocho horas antes ya lo sabía.
-¡Puedes venir!- se escuchó ahora en el mismo dispositivo que dos minutos antes emitía el imperativo monosílabo. Se trataba de la misma orden, algo más concisa pero con un tono más conciliador. Curiosamente aquella transmisión provenía
de la misma persona que respondió
minutos atrás. El ardid estaba
concluido.
-¿Qué
sentido podría tener toda aquella
parafernalia de llamadas en ambos sentidos?- Como si de un misterioso juego se
tratase. Habían pasado veinte
minutos cuando se encontraron bajo la luz tenue de los soportales de una plaza
cercana al domicilio de ambos. Enfundados con sus ropas de trabajo no mediaron
palabras y el que conducía
puso en marcha su vehículo
para salir del aparcamiento rumbo a su destino. Lo desconocido.
Para
ser más tarde de la media
noche, de sus rostros emanaba una luz anormal, engalanada por el brillo de sus
ojos, cuyas miradas no llegaron a cruzarse, pero de haberlo hecho hubieran
omitido el saludo cordial que se procesaron.
Entre
ambos había una diferencia de
edad que por respeto a ella habría
he de omitir, pero aquello hacía
que el silencio fuera prudencial, pues aún, ninguno de los dos sabía cómo
iba a transcurrir la noche. Noche de luna llena, hermosa ella coronando
majestuosamente un inusual cielo estrellado de verano, testigo de tantas
historias, reluciente como nunca, silenciosa y mística.
Algo más tarde -
ya se encontraban a las afueras de la ciudad cuando de repente el vehículo giró
a la derecha para dejar la carretera principal y adentrarse en un camino
secundario, poco iluminado, para detenerse en la parte trasera de una zona
industrial desértica a aquellas
horas, justo en el mismo lugar donde meses atrás se volvieron a ver, pero esta vez todo era diferente. No
se habían visto en el último mes y eso les preocupaba. No sabían si responderían
como el mismo equipo que formaban, pero eran conscientes que el motivo que les
había llevado hasta allí merecía
la pena para jugarse la vida.
Indecisos
por elegir el mejor estacionamiento para no ser vistos, pasaron unos instantes
inmersos en un tedio poco habitual entre ambos. Fue el sonido producido por la
fresca brisa a su paso entre las esqueléticas ramas de unos arbustos mustios a esta época del año
lo qué provocó la vuelta a la realidad. Tras revisar sus armas, se miraron
a los ojos sosteniendo la mira impertérrita
y salieron del coche.
El
se apresuró para abrirle la
puerta, pero todo intento fue innecesario pues ella ya se encontraba fuera y
con sólo una mirada
inspecciono el lugar. –“Todo
en orden”-, aunque los latidos
de su corazón iban en aumento y
ese fenómeno era el indicador
de que algo iba a ocurrir.
Por
un breve instante su mente viajó
al pasado justo a aquel día
en el que su padre le decía
que si alguna vez tenía
una difícil decisión que tomar, qué
en la vida tendría
numerosas, cerrara los ojos y escuchara a su corazón. Tenía
sólo doce años entonces. Esta noche se dispuso no sólo a escuchar a su corazón, sino a ignorarlo por completo y se dejaría llevar por su instinto, así que sin pensarlo todo terminó allí.
Una noche de luna llena.
Hoy,
aquella noche quedó
atrás y mientras escribo
estas líneas aún me viene el recuerdo del aroma de sus besos.
viernes, 11 de octubre de 2013
Vox contristatus populi
Cinco de la tarde.
Como muchas de las últimas tardes durante varios años atrás, muchos, mi querida
abuela saca su silla de enea al espacio reservado junto a su centenaria puerta.
A sus sesenta y muchos ha aprendido a descansar recostada en
su sillón del pequeño pero acogedor salón. Nueva costumbre de su rutinaria
existencia, inducida en parte por un programa de televisión donde ha escuchado
que los japoneses, muy listos ellos, ha instaurado nuestra tradicional y
saludable hora de la siesta.
- La longevidad lleva implícito una formación
continua para quien sabe aprovecharse de ello y la paciencia es una virtud que
se aprende a desarrollar durante los años.-
Feliz por comprobar
que el tedio presentado en la calle a esas horas puede provocar que su frágil
cabeza se incline hacia un lado y sus ojos entren en reposo cuyo resultado será
la imposibilidad de ser testigo de lo que acontece.- “nunca se sabe dónde está
la noticia”
Triste, por el
desolador panorama que el país está atravesando cuyos efectos secundarios
recaen sobre la mayor parte de los ciudadanos, a veces frustrada, por haber
asistido tan solo tres semanas al colegio, hace mucho de ello, se sumerge en su
propia impotencia y desearía gritar con todas sus mermadas fuerzas. Grito que
debería emitirse por medio de un micrófono de las dimensiones del objetivo de
un observatorio astronómico.
-Señores… el poder es nuestro ya que recae
sobre el pueblo.-
Con el recuerdo de
haber leído algo parecido en alguna parte de nuestra Carta Magna, -¿cómo se
interpreta dicha cita?-…-¿qué cualquiera puede acceder al poder?
… ¡Así nos va!
Unos días atrás
intentaba explicar durante la espera en la cola de la pescadería de Mariquilla,
que nosotros, inconscientes de ello,
cubrimos los asientos del Hemiciclo con una serie de emblemas representados por
quien sabe quién. Algunas personas que esperaban con ella, las más avispadas,
se atrevieron a decir que sabrían enumerar por lo menos al cabeza de lista.
¡Mujer!, ¿cómo no ir a votar?
Algunos corrillos
formados a medida que se avanza en la espera, se podía escuchar los reproches
por semejante barbaridad -“vamos!... y
perderme al vecindario con sus galas domingueras, incluso los que no van a
misa, ahora que tengo un nuevo vestido y cita con la peluquera”. “¿Se atreverá
Marina a ir de la mano de ese joven, veinte años menor?” ¡Si su Manolo
levantara la cabeza!”
Ya casi vencida por
la soledad de la calle los recuerdos se agolpan en su cabeza y se deja llevar vencida al cansancio:
-Las cinco, ahora de la mañana,
Evaristo inicia su rutina agachándose imprudentemente en contra de su artrosis
para abrir la persiana de su tasca. Agarra los tiradores con sus fuertes manos,
surcadas por el paso del tiempo y la negativa de enfrentarse a la modernidad
que proporciona un lavavajillas.
Los dos primeros clientes,
madrugadores, impertérritos, lo observan impasibles pero impacientes por que la
cafetera marca Joigga adquiera la presión adecuada para el primer café de la
mañana. Evaristo recorre el habitual trayecto que separa la puerta de la barra
como si tras la imagen de Nuestra Señora del Remedio se tratase.
Sus clientes demandan impacientes sus
respectivas dosis de brandy gaditano. Supongo que para que no se le olvide,
aunque lleve treinta años haciendo lo mismo.
Este recuerdo altera el ritmo cardiaco de la frágil mujer,
pues al principio lo que eran alfileres ahora parecen flechas, lo que se le
clava en el corazón.
A medida que avanza la amanecida,
la tasca se convierte en una especie de virreinato donde cualquiera del pueblo
puede ir a retirar su patente de corso.
Lugar mítico para apagar penas,
sus osados clientes, ahora muchos, se desinhiben a la hora de exponer sus pensamientos:
“El país se hunde, nuestra forma de vida desaparece, ¿a dónde nos han llevado
nuestros fieles politicuchos?... los únicos que se salvan de la barbarie. Para
no ahogarme en mis bravuconerías, tomaré
otra copa antes de salir renovado de la tasca, pues he dicho lo que pienso”
…Casi todos me han sonreído…¡Feliz!
Los escenarios de las guerras han ido cambiando a lo largo
de la historia y si algo he aprendido es que las batallas no se ganan ni en la
cola de la pescadería ni en la barra de un bar. ¿Se podría ganar en un colegio
electoral? No era mi intención utilizar una pregunta retórica, pero como muy
bien habéis adivinado, la respuesta es la respuesta.
-¡Calla mujer! Cada día estas peor! Cómo
dejar de ir a votar. Aunque ahora que lo pienso… ¿votar?, ¿a quién?-
Cuando parecía
despertar, todavía recordaba como su vecina en su estrecha cocina le
contaba mientras cocía los chuchos para
sus rizos en el mismo cazo que utiliza para hervir la leche, el descredito que
se han ganado a pulso los personajillos de la alta suciedad española.
Es improbable, mas
aún imposible encontrarse unas urnas vacías al final del día por mucho que
pongamos en jaque al sistema político, -le decía. ¿No sería mejor proponer una
reforma donde los políticos accedieran a su candidatura para ser elegidos
mediante oposiciones, así sabríamos su nivel de preparación?. Con ello eliminaríamos
el Senado, aumentando las arcas del
Estado sin tener que oprimir a enfermos, estudiantes, pensionistas,
dependientes, parados, etc.
El saludo de Juana,
su vecina, le hace volver torpemente a la realidad. Juana es una mujer diez
años menor que mi abuela, pero en los ochenta hay matices que son
imperceptibles década más o menos y no hay tarde que falte a su cita su vecina,
ahora mi abuela.
-“Mala cara haces hoy”-
-“Y para no tenerla, hija” Nos siguen
manejando como títeres, lo sabemos y nadie hace nada para resolverlo”
-“ Si que los hay. Lo que no hay es quien
los sigua pues nos hemos acomodado en el ausentismo imperceptivo donde nadie lucha por nadie y
nuestros héroes se han apagado desilusionados. No por culpa de ellos”-
Hoy lo tenemos todo lo que antaño no
podíamos tener, aún sin inquisidor, no
dejamos de vivir bajo el yugo en una Edad Media enmascarada sin presentar
batalla alguna, dejándonos llevar por nuestros particulares Nobles,
delincuentes de elaboración casera, sentados en un Hemiciclo para emular
aquella tabla redonda impregnada de honor y lealtad. Con Valores.
-“Entonces, ¿qué propones?, ¿Un cambio?... Si, peo no de grupo, ¿será de
sistema, no?”
-Pues a mí qué me dices, ¡que se la arreglen los demás!
Espíritu ahogado por imposición
domingo, 1 de septiembre de 2013
Osculum
La mayoría de las historias románticas tienen sus inicios en un día de primavera, pues bien, esta no iba a ser menos.
Su tez brillaba
bajo la tenue luz de los últimos rayos del sol antes del ocaso. Allí lucia de
espaldas, dejando visualizar su hermosa figura perfectamente contorneada por
los tejanos que la cubrían. La brisa del atardecer animaba a su blusa a
blandirse contra dirección.
Poco tiempo
después, el mismo brillo en su rostro iluminaba la habitación inutilizando la
luz emitida por dos fluorescentes. Mis manos estaban apoyadas en su cintura y
las suyas se unían entre si detrás de la cabeza apoyando sus brazos sobre mis hombros. Aún recuerdo el lento y
delicado momento en el que una de mis manos se separó de su cuerpo para apartar
el cabello que cubría cara y cuello como si de hebras de fina porcelana se
trataran… delicadeza!.
Ninguna ciencia
neótica podría resolver el enigmático movimiento deseoso por ser abrazado, cuya
consecuencia desató una sensación antes desconocida, solo con acercar mi rostro
al suyo y descansando los labios delicadamente sobre la tela que cubría su
clavícula… Perfume!.
De arriba hacia
abajo y de abajo hacia arriba sentí un leve hormigueo que recorría todo mi
cuerpo, cuyo epicentro se encontraba en el pecho por la forma que empezaba a
arder mostrándose al exterior con un
continuo temblor en el pómulo izquierdo de mi rostro. Todo fue efímero peo intenso excepto el tic
del pómulo que una vez instaurado quería ser partícipe de lo que a continuación
se desarrollaría…. Premonición!
Embriagado por el
aroma de su cuerpo y sin obedecer órdenes algunas, mi cabeza se giró por una
fuerza magnética atraída por su calidez, buscando con mis labios la piel que
recubre su esbelto cuello. Por un momento, el contacto obtuvo como resultado,
que mis más ocultos instintos devoradores quisieran, en ese instante, robarle
el alma. El aumento y pesadez de la
respiración obedeció de una forma caprichosa a que se desatara un efecto de
cataclismo enturbiando los sentidos y por un instante pude dar sentido a un
mundo que carece de sentidos…Deseo!
Su mirada se fijó
en la mía cuyos ojos se hacían cada vez mas grandes hasta que justo antes de
que nuestros labios se encontraran, se cerraron en un acto reflejo abandonados
a una luz que iluminaba aquella oscuridad.
Lo que se inició
con suma ternura desató una lucha entre ambas bocas, con el único fin de
intentar dibujar el contorno de cada una. En dilucidar cuán forma resultaría en
dicha exploración, parecía como si la vida se hubiere ralentizado
sustancialmente. Cuando hube ubicado sus dos picos en forma de corazón que
descendían hacia la comisura para seguir
dibujando un arco perfecto de su labio inferior noté como se acariciaban las
respiraciones intercambiando perfumes inéditos abocados a dejar la boca
tímidamente entreabierta…Pasión!
Fue entonces cuando
los mansos flujos que componían la saliva se enfrentaron, convirtiéndose en feroces océanos, sobre los
cuales se debatían ambas galeras en una épica batalla por abrir y cerrar las
diferentes papilas gustativas y saborear las profundidades de su amada en el
mismo intento de querer ser atrapada…Lujuria!
Mientras tanto
aquellas manos que torpemente salían de su hastío ahora gozaban de una
vitalidad sorprendente cuyos sensibles
movimientos por espalda, hombros y cuello solo anhelaban que el tiempo
no transcurriera…Amor!!!
domingo, 18 de agosto de 2013
Ocultismo
Hay personas que
suelen vivir toda su vida adulta con una zanahoria metida por el culo. Esto no
significa que caminen más erguidos que otros o que deba estar relacionado con
alguna alteración de su carácter. Aunque no por ello, debe ser incómodo vivir
en tales condiciones. Simplemente es una apreciación mal intencionada de un
espectador absorto en su mundo y con las ideas desordenadas como una ensalada
tras ser aliñada.
Estaremos de acuerdo que la disposición de los elementos que
forman dicha ensalada puede no ser aleatoria, es decir, que su disfrute final
está determinado por la correcta mezcolanza de sus componentes y aderezos.
¿Pero cuando sabemos cuándo debemos de dejar de remover? ….- cuando lo dicta el
corazón.
Ayer, una mirada sin importancia, luego otra mirada más
escudriñadora y más adelante el contoneo en todo su conjunto …..-se inicia el
desorden.
Aún no está lista para ser servida.
¿Un toque de sal?........-mejor ASSUCAR!!!!
Un leve error es el
detonante para contemplar con detenimiento que unas lágrimas sinceras no
merecen tal auto-mutilación, si ya nos hacemos daño por si solos…. a menudo. No
buscaremos la perfección en todo lo que hacemos.
-“Te voy armar de valor y poder”- le
dijo.-“Callaras
bocas sin paladar y demostraras tu valía”-. Tres semanas después la
falta de confianza y autoestima abortaron un primer intento, pero los ingredientes ahora son de mayor
calidad. Ahondemos en el origen del problema y vuelca de nuevo todos los
ingredientes en el recipiente. Tras una
noche de estruendos estomacales, solo
una sesión teórica y chapeau!
Hoy hecho la mirada
atrás, todavía recientes las imágenes que laberínticamente se proyectan en su conjunto, resultantes de un pasado aún
presente. En ellas se puede contemplar el apetitoso contorno de sus
arquitectónicas curvas, diseñadas por el mejor escultor de todos los tiempos “La Madre Natura”, ahora
extendidas en una esquina de la mesa a punto de ser degustadas. No se trata de la correcta disposición en la
mesa, es más bien, el amor que procesa el comensal.
Un nuevo ingrediente…-zanahorias- puede cambiar el destino de
un tradicional gourmet.
-“Pude comprobar su dulzura a través del tiempo, aunque en
su ciudad natal pidió que la llamaran la “Amarga”. Su herencia paterna se
remonta al último equinoccio del siglo XIII donde la “platea” o calle ancha le
acompañará toda su vida y cuyo origen se encuentra en un valle de viñedos”.
No es más que la simple fusión del
contacto entre dos cuerpos deseosos de ser devorados, en cuyo viaje hacia la
boca se desprende un aroma especial que perdurará hasta el fin de los días,
como el dulce cruce del aliento de los
enamorados al besar y cuyo recuerdo estará presente cada vez que en lo más alto
del cielo dirijas la mirada a una estrella.
En la alta cocina como en
el amor hay que conocer los ingredientes que van a participar. Es curioso que
las zanahorias son tubérculos que se cultivan en la tierra y no dentro del ser
humano, menos aún, en algún lugar del colon. Lo que sí es cierto que sus
propiedades serían enriquecidas por el
continuo contacto de abono orgánico, pero -¿a costa de qué?-…. El precio
que tiene que pagar su porteador es elevado…-always angry-
Sin embargo, aporta en el amor….no pensemos mal!! No, no es
un aliado ante la disfunción eréctil, muy a pesar de algunas o algunos. Sino un
alimento que además de las propiedades biológicas y nutricionales, puede aportar al ser humano un cambio radical
en su vida: Se eleva la predisposición a vivir más alegremente, a disfrutar de
las pequeñas emociones que te brinda el cotidianismo, a cambiar el estilo de
vida e incluso a perder la sensación de ridículo dadas las altas dosis risas.
Así que visto de esta
manera, tenemos dos formas de afrontar el día a día: una es la monotonía de
sentarse a la mesa todos los días frente a una ensalada o sacarte la zanahoria
que llevas metida por el culo y aprender a vivir!!!.
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