sábado, 9 de julio de 2016

JUEGO DE TRENES

El estruendo sonido producido por la bocina del tren de las cuatro y media terminó con el alelado estado en el que se encontraba sobre el andén de la estación. Fuera hacia un día primaveral con una brisa agradable, incluso se podía escuchar el revuelo de un grupo de jóvenes jugando con el agua en la acera. Todo apuntaba a que iba a ser un día especial, solo faltaba armarse de la suficiente valentía para encontrar las palabras adecuadas.
   La plataforma comenzaba a sufrir el ir y venir los transeúntes a diferencia de los que se agolpaban mirando al vacío de las vías. A veces creo que hay personas que se quedan las horas dejando morir lentamente el tiempo intentando enfrentarse al reto de ser el que ve más lejos un horizonte de hierros, madera, piedras, .... oscuridad.
   Armado de valor, se encerró sentado en el borde de una mesa y con su verborrea lo soltó. Valiente!
   Semanas más tarde, sentado ahora en una silla, apuntaba en una agenda lo bueno y lo malo en cada una de sus inmaculadas hojas con borde rosa. Las faltas de ortografía dejaron de tener importancia. El objetivo de aquella cruzada iba en contra de toda hostilidad. La decisión estribaba en subirse al tren que se había parado justo en frente. Lo podía palpar.
   Olvidó lo pusilánime que días atrás hacía temblar los cimientos de su conciencia e involuntariamente, firme, sin vacilar se adelantó hasta el borde del andén. La dilación  del primer paso se transformó en un efímero desfile casi castrense como la velocidad del pensamiento. Ya sin hormigón, el siguiente paso descansaría en el vacío... dentro!!!
  En movimiento con los pies fijados en el suelo, aún incrédulo se pellizcaba.... pausa .... de vuelta a la realidad se le escapó una sonrisa picaresca hacia un lado de la cara dejando ver cómo sus inmaculados incisivos descansan torpemente  sobre su labio inferior a modo de campo de amapolas rojas  sobre la ladera de un verde calle.  Consciente de ir a bordo en sentido contrario reclinó el asiento hacia atrás y con la mirada fijada en un punto del techo se despertó tres años después.
   Traicionado por las circunstancias, el tiempo, la oportunidad y la lucidez, el plan secreto elaborado se deshizo por completo mientras dormitaba. Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos desvaneciendose sin más, poniendo resistencia al final del trayecto inútilmente. Apeado!!!
   Obligado ahora a subir al otro tren, tren situado paralelamente en la vía contigua, el de siempre... Su tren. Miró a un lado y a otro. Estaba vacío. Una extraña sensación a podredumbre lo envolvió. Las paredes se iban deshaciendo lentamente formando pequeños afluentes de lodo marcando su  perezoso  pero angosto curso. Las vigas se estaban fragmentando en pequeños e irregulares trozos que se desprendían con tenebrosa majestuosidad. Quiso correr la cortina de uno de los asientos que daba a la ventana y la tela se desmenuzó como si se tratase de un trozo de papel vegetal recién  sacado del horno. Resignación!!!
   Sentado en el ajado asiento que da al pasillo notó como aquel lugar se ponía en movimiento. No le importaba la dirección ni el destino de su nuevo viaje, su viaje, el viaje que de sobra  conocía la última parada. Con la mirada perdida hacia la ventana contemplaba como en el cristal se iban proyectando las imágenes de un viaje anterior que cronológicamente arranco tras el llanto de un complejo, una feria, Tijuana, un beso, ...... llantos!!!
   Haciéndose el dormido con los ojos abiertos empezó a soñar. Mientras tanto comenzó su viaje: Huelva, Malaga, Granada, Valencia, Ciudad Real, Sevilla,  de vuelta a Málaga, Granada y como en  toda procesión el paso se detuvo...R.I.P.
  Hoy, algo más de tres meses  vuelve fielmente al andén en busca de respuestas sin preguntas, aferrado a un fiel sentimiento que le emana desde lo más profundo de su ser. Casi lo ahoga. Se sienta al filo de la pasarela, finge no pasar nada y se queda media hora soñando en volver a aquel tren que no le permitió llegar a su destino. Pero las vías ahora están vacías y llenas de herrumbre, abandonadas como presagio de un viaje que no llegará. Quizás ya no haya tren o su viaje comienza con un nuevo destino, pues hay distancias que enfrían se  acero asiático  y quien maneja los mandos de la locomotora tiene el derecho de admisión. “Zaska”
   Sin embargo  no está solo, una chica hippy cada mañana se sienta adormilada a su lado y no dice nada. Como si de un ritual tribal se tratase se miran el uno al otro durante un breve instante y vuelven la mirada a cada uno de los opuestos  sentidos a todo lo largo que la vista alcanza ver los interminables raíles. Soledad!!!
   Llevo varios días intentando verlo, pues “la curiosidad mató al gato” y no entiendo bien esta historia, que vive Dios, me da en el bigote que podría ser una de tantas  historias de amor y aquí nadie se atreve a subirse al vagón, menos aún sabiendo que dirección tomar.
Yo lo tengo claro!!!
Tú no?

domingo, 29 de noviembre de 2015

CELOS

Alguien dijo una vez: -“Cordoba tiene un color especial...”-  o más o menos algo parecido dice la canción, no?
   Si es cierto que el origen de esta historia comienza sobre un  afeminado tejado con la  tez de un hombre de aquellos donde aún no existía la rueda y casi siempre con sus mismos ropajes. Es curioso, ahora que lo pienso, que su inadecuada sonrisa favorecía horripilantemente a ese ser.
   Todo comenzó horas antes, aún no le daba importancia a los continuos mensajes de ida y vuelta que se iban produciendo a lo largo del día. Fue un –“vamos ya!, Paca”- a modo de impaciencia e inusual para lo que debería haber sido un depredador a la altura de semejante presa. Presa única en el mundo por su belleza inconfundible ....¿ajena quizás a lo que se avecinaba?
   Las primeras pesquisas infundadas acaecían hacia un abismo donde de forma incomprensible el botín se dejaba asir. A medida que las horas pasaban las evidencias tan legibles vaticinaban un cierre del caso de forma fulminante – “coser y cantar”- se decía a sí mismo frotándose las manos.
   El subconsciente a vences te atropella el trasero vigorosamente de forma que no te deja pensar con claridad. Fiel a él, como no podría ser de otra manera, te dejas arrastrar teniendo como consecuencia el  inevitable desvirgamiento llegando a ser atroz hasta el punto de notar como lentamente  se te alisa el esfínter hasta que el desgarro te envuelve en una esfera de calamidad.
No obstante, terco por esclarecer los hechos, ahondaba en heridas abiertas y pululantes mientras  se encaminaba hacia el bar que había junto al dispensario de anticonceptivos donde certeramente y gracias a su intuición la encontraría allí.
   Incapaz de ingerir bocado, cabizbaja y sin articular palabra fue presa nuevamente pero esta vez la alimaña era de otra estirpe. No paraba de disparar ráfagas de preguntas y más preguntas, pues como bien apunté anteriormente fue follado por su subconsciente.
-“¿Pero a qué se debe tanto revuelo?”- Jamás en la historia de cualquier investigador que le ponen delante de sus propios ojos la posibilidad de leer las pruebas, rehusa a verlas y se hecha de nuevo a las calles acompañado de su ceguera en busca de hechos infundados sin conexión con el caso.
-¿Estaremos ante un necio que se infringe dolor a modo de dopaje?-
Extraña historia donde ninguna ciudad alberga echo insólito.
   Pasan las horas para el presunto derrotado. La soledad de la barra de un mediocre bar de la ciudad, luz tenue y una espesa nube de tabaco sobre su cabeza era el perfecto escenario lúgubre para poner fin a un ciclo por no decir el comienzo hacia el final de su existencia.
 –“¿Y entonces que pasó?”-....
... Que al igual que el desamor, el amor lo devoró.
Un gato se posó en sus pies y se dormido ronroneando. Momentos antes, posado en el alféizar de su ventana observaba las gentes fumar en las frías terrazas de una noche primaveral de noviembre.
...-“sigo sin entender”-
.... –“¿A ver cómo te lo puedo explicar?”-
-“¡eso,eso, explícate!”
Silencio....
....más silencio!....
...Volviendo al principio, un gesto inapropiado le cambio el talante, epicentro de elocuencias cuyas reacciones desataron un brinco de la silla donde permanecía inquietamente sentado, con un –“hasta mañana”- ahogado se marchó, pues se sentía fuera de lugar y un obstáculo hacia un futuro nada prometedor.
   Tumbado encima sobre el hastío de su colchón en la quietud de la noche,  impertérrito con la mirada perdida en la oscuridad de su habitación, se proyectaban infinidad de imágenes pasadas a cámara rápida ante el inútil intento de pegar ojo.        Siempre te preguntas cómo se puede llegar  a darse estas situaciones. Y son estas y otras pesquisas las que el buen pensador culmina con la respuesta correcta. Como en una buena peli de detectives el culpable no es quien parece ser. Hay que sufrir y  sortear incómodas situaciones por el camino, ordenar las ideas y una vez claras,  elaborar la hipótesis que te lleve directamente al culpable... y no siempre es el mayordomo o la chica de la limpieza.
...sigamos...
   En el intento de descubrir lo que sucedió obsesionado por cerrar el caso  y el porqué de los acontecimientos que atormentaban sus investigaciones, tubo que tomar de su propia  medicina una noche en la terraza de un café sin consumición alguna que tomar.    Empático,  dejó que poco a poco se fueran quedando vacías las mesas de la terraza pues la soledad lo elevó a un estado de valentía tal que unas lágrimas comenzaron a aflorar. Mientras balbuceaba entre sollozos cada una de sus investigaciones, fue atando cávalas torpemente en voz alta. Imperó la verdad y la razón pues cada una de las notas no salían de los  apuntes de su maltrecha agenda,  sino con una forma casi alienígena emanaron de lo más profundo de su corazón. Por  fin y sin más se quedó atónito pues ha encontrado al culpable. –“Yo”-.
   Han pasado varios días tras su propia detención y aferrado a los barrotes de aquel inhóspito lugar,mirada perdida, una leve sonrisa se quiere dibujar en su boca pues sin soltar el frío y oxidado hierro ha recuperado el apetito que perdió  y pide a gritos seguir encadenado.
Tras él en la oscura pared se puede leer –“ Cordoba, una hermosa ciudad que me devolvió la felicidad”-



domingo, 28 de diciembre de 2014

Pandemia


…espero que esta exposición haya cubierto vuestras expectativas iniciales. Como dije al principio, tratamos un tema “pesado” en su teoría, a la vez que interesante en el terreno.

Así acabó mi ponencia o más o menos de forma semejante. Simultáneamente, el crepitar de las  sillas moviéndose hacia atrás envolvió las últimas palabras mientras escribía mi dirección de correo electrónico en una pizarra tediosa con un rotulador pidiendo a gritos un sustituto y pude oír el sentimiento de vergüenza ajena producido por el trazado añil. Al cerrar torpemente la capucha lancé una mirada de consuelo al rotulador haciendo la promesa de su pronto reemplazo.

-Perdonar este distracción, porque no sé a qué carajo ha venido este comentario- Mis disculpas por perder el hilo de esta historia.

El día amaneció gris, un gris azulado típico de nuestra tierra. Solo unas gotas de lluvia que caían tímidamente. Seguramente alguien desde las nubes les estaba obligando a precipitarse al vacío. Lo más normal que en pleno mes de diciembre no bajamos de los quince grados por lo que mientras realizaba un curso acelerado e intensivo del manejo del paraguas pisé una de tantas baldosas sueltas de nuestras aceras  con tal suerte que empapé mis mocasines nuevos.

-Esto tampoco tiene que ver con la historia que deseo contar, más aún… ni tiene relación alguna. Perdón!-

El tenedor de la vajilla de diario, discerniente,  sujetaba desproporcionadamente aquel pedazo de filete de lomo de cerdo como si deseara que no pudiese huir de la condena imputada. Ahora tocaba el turno del cuchillo. El arco descrito por el brazo desde su reposo en la zona comensal hasta el momento de comenzar a incidir sobre él fue majestuoso. Aún recuerdo como elegí el punto de incisión como si en él se dibujara unas coordenadas GPS de color verde fosforito. El ruido emitido por la sierra del cuchillo mientras desgarraba cada musculo de aquel inerte tejido fue casi aterrador y no era por la sequedad del instrumento ejecutador puesto que la orografía del filete acumuló pequeños lagos de aceite quemado. -Es que era de la parte de la cabeza-.

Una idea surgió en mi cabeza, inapropiada, como viene siendo habitual mientras almuerzo. Recordaba que esa misma tarde debía realizar mis compras. Me vino a la memoria un lugar cercano. Se trataba de un comercio asiático que estaba abierto todo el día. Saludé a su propietario de forma amigable presuponiendo que era conocido ya que su cara me resultaba familiar.

-Puede parecer una broma de mal gusto y es por ello que deseo me disculpéis por alejarme una vez más de este sin sentido-

Sentado en mi confortable sofá, las noticias siempre desastrosas de esta cadena provocan un cambio de canal en busca de mejores noticias. ¿Cuál fue mi sorpresa? Una estadística realizada por una honorable universidad con prestigio internacional exponía los datos de su distendido trabajo. “…se ha detectado un considerable aumento de un tanto por ciento elevado de españoles que buscan refugio ante la crisis asistiendo a las aulas”  Yo me pregunto cómo traducir este titular: ¿Soy más Listo o más Tonto con o sin status?

Se me ocurre una posible respuesta: A priori no es de listos ni de tontos en una sociedad cuyos valores culturales y morales están basados en lo que pueda pensar el vecino de nosotros nos compromete a ocupar nuestro tiempo en algo denegado como el trabajo. Ojo!, tenemos el derecho al trabajo pero poca posibilidad de acceder a él. Espiamos nuestros pecados estudiando.

…por lo menos hacemos algo de provecho.

 Ummmmm!!!

… parados…sí!... todavía,… pero más formados.

¡Más que formados en formación!: Formados para la cola del paro, para la cola de una ONG, para recibir una ayuda o en la cola del banco para evitar un desahucio.

Ahora me doy cuenta que por una vez estoy al hilo de las consecuencias, sin divagaciones ni despistes. Centrado, como no podría ser de otra manera, caigo en la cuenta que si falla un rotulador al hacer una reseña con un pronóstico del 5% de probabilidades de ser copiada o recordaba, no puede ser tan importante del hecho de salir a reponerlo a una tienda de los chinos un día lluvioso.

-Joder! Que a gusto me he quedado!.... o no!!!

-Cip-

lunes, 24 de febrero de 2014

Disfunción Erectil



  Entre el bullicio, un ir y venir de materiales, cajas, personas y demás, formaban parte de aquel día. Al fondo, un sollozo silencioso llama mi atención insonorizando el resto del  estridente ambiente y me hace girar en la dirección de donde proviene tal sonido.

   Manos sobre la cabeza, servilletas de papel, ojos sonrojados, lágrimas resbalando por las mejillas formando pequeños afluentes que aumentan el caudal de un rio que desemboca en el mar de las penas y la respiración agitada fueron las pesquisas suficientes para dilucidar lo que allí estaba sucediendo...-¿Por qué esta escena?-

   No supe que hacer ni decir. Lo primero que mi subconsciente sugirió fue abalancharme sobre ella y rodearla con mis brazos, previo todo aquello, una posterior batería de sutiles preguntas me ayudarían a llegar al meollo de la cuestión.

   Algo extraño presentí puesto que cuando me preparaba a derramar todas aquellas  breves y directas cuestiones, mi cortex se paralizó por completo. Una erección había atraído toda mi atención… ¡Así no hay manera de hacer nada!. Algún monosílabo me hubiera bastado.

   Cuando el retorno sanguíneo comenzaba a liberar mis pensamientos, tímidamente pude balbucear  lo que viene a ser un tímido deseo de salir de allí. No sé, si con la acertada idea de ir a tomar un café con la leche bien caliente….-Uff!!, perdón.

   De camino a la cafetería,  la cafeína fue haciendo  su reacción. El aroma de su piel y de su cabello aún mantenía una extraña batalla entre sentimientos y feromonas. Minutos más tarde, al sentir la temperatura de aquella revitalizante bebida en mis labios, comprendí lo que me había llevado hasta allí. La hora del té.

   Una luz enturbia la mirada. Levanto la vista y el  resplandor producido por la incidencia de los rayos del sol, en su perfecta inclinación con el líquido cristalino que forma aquella gota procedente de los ojos, vuelve a perturbar mis disertaciones e intento buscar una explicación a aquel fenómeno, mientras que las pupilas vuelven a su estado de normalidad – ¿Refracción?

   Comprendí, mientras se enfriaba el café, que el hecho por el que me encontraba en semejante lugar era debido a lo preocupante de ver a otra persona desahogar sus frustraciones, sin motivo aparente. Motivos tenía.

    La vida es un cúmulo de errores, cuya inevitabilidad solo es cuestión de medir cuál de ellos merece la importancia de dedicarle unos minutos de infelicidad. - ¿Quien tiene tal calibrador?-… Un alto nivel de responsabilidad solo puede producir confianza y satisfacción… O no!

   Mientras se producía la enumeración de motivos por los cuales se había llagado a aquel estado, de una forma proporcional quiso desfallecer en una perfecta combinación de palabras y sentimientos. Antes de que perdiera el equilibrio la sujeté por sus hombros. El contacto producido volvió a provocar una nueva erección sin venir a cuento.

   Hoy, varios meses  después de aquel desenlace, intento recomponer los motivos por los cuales una persona se  puede sentir decepcionada. Lo que aún no llego a comprender es como la cercanía de quien sabe quien provoca una erección que rompe toda barrera de calcificación de  próstata.

   Pasando una mano por la barbilla, frunzo el ceño y  mirando hacia lo que en otras circunstancias simulaba un precioso cielo azul, solo se me ocurre decir aquello que:  ¡Seguiremos investigando!. ¡Hacemos todo lo que podemos!. ¡Nadie quedará impune!

sábado, 30 de noviembre de 2013

Luna LLena



  -¡Ven!- sonó la voz al otro lado de la línea telefónica. Cinco tonos había dado su teléfono móvil antes de recibir la orden, cuya llamada esperaba de forma ansiada y meticulosamente programada. Aún así no  descolgó al instante, sino que lo dejó crepitar encima de la mesita junto a las copas vacías de la cena. Hoy tocaba bocadillo de mantequilla, queso y orégano, todo fundido al grill.

   -Voy- contestó él sin alterarse ni un ápice volviendo a dejar el teléfono encima de la mesa. No miró de quien se trataba pues ocho horas antes ya lo sabía.

   -¡Puedes venir!- se escuchó ahora en el mismo dispositivo que dos minutos antes emitía el imperativo monosílabo. Se trataba de la misma orden, algo más concisa pero con un tono más conciliador. Curiosamente aquella transmisión provenía de la misma persona que respondió minutos atrás. El ardid estaba concluido.

   -¿Qué sentido podría tener toda aquella parafernalia de llamadas en ambos sentidos?- Como si de un misterioso juego se tratase. Habían pasado veinte minutos cuando se encontraron bajo la luz tenue de los soportales de una plaza cercana al domicilio de ambos. Enfundados con sus ropas de trabajo no mediaron palabras y el que conducía puso en marcha su vehículo para salir del aparcamiento rumbo a su destino. Lo desconocido.

   Para ser más tarde de la media noche, de sus rostros emanaba una luz anormal, engalanada por el brillo de sus ojos, cuyas miradas no llegaron a cruzarse, pero de haberlo hecho hubieran omitido el saludo cordial que se procesaron.

   Entre ambos había una diferencia de edad que por respeto a ella habría he de omitir, pero aquello hacía que el silencio fuera prudencial, pues aún, ninguno de los dos sabía cómo iba a transcurrir la noche. Noche de luna llena, hermosa ella coronando majestuosamente un inusual cielo estrellado de verano, testigo de tantas historias, reluciente como nunca, silenciosa y mística.

   Algo más tarde - ya se encontraban a las afueras de la ciudad cuando de repente el vehículo giró a la derecha para dejar la carretera principal y adentrarse en un camino secundario, poco iluminado, para detenerse en la parte trasera de una zona industrial desértica a aquellas horas, justo en el mismo lugar donde meses atrás se volvieron a ver, pero esta vez todo era diferente. No se habían visto en el último mes y eso les preocupaba. No sabían si responderían como el mismo equipo que formaban, pero eran conscientes que el motivo que les había llevado hasta allí merecía la pena para jugarse la vida.

   Indecisos por elegir el mejor estacionamiento para no ser vistos, pasaron unos instantes inmersos en un tedio poco habitual entre ambos. Fue el sonido producido por la fresca brisa a su paso entre las esqueléticas ramas de unos arbustos mustios a esta época del año lo qué provocó la vuelta a la realidad. Tras revisar sus armas, se miraron a los ojos sosteniendo la mira impertérrita y salieron del coche.

   El se apresuró para abrirle la puerta, pero todo intento fue innecesario pues ella ya se encontraba fuera y con sólo una mirada inspecciono el lugar. –“Todo en orden-, aunque los latidos de su corazón iban en aumento y ese fenómeno era el indicador de que algo iba a ocurrir.

   Por un breve instante su mente viajó al pasado justo a aquel día en el que su padre le decía que si alguna vez tenía una difícil decisión que tomar, qué en la vida tendría numerosas, cerrara los ojos y escuchara a su corazón. Tenía sólo doce años entonces. Esta noche se dispuso no sólo a escuchar a su corazón, sino a ignorarlo por completo y se dejaría llevar por su instinto, así que sin pensarlo todo terminó allí. Una noche de luna llena.

Hoy, aquella noche quedó atrás y mientras escribo estas líneas aún me viene el recuerdo del aroma de sus besos.

viernes, 11 de octubre de 2013

Vox contristatus populi


   Cinco de la tarde. Como muchas de las últimas tardes durante varios años atrás, muchos, mi querida abuela saca su silla de enea al espacio reservado junto a su centenaria puerta.

A sus sesenta y muchos ha aprendido a descansar recostada en su sillón del pequeño pero acogedor salón. Nueva costumbre de su rutinaria existencia, inducida en parte por un programa de televisión donde ha escuchado que los japoneses, muy listos ellos, ha instaurado nuestra tradicional y saludable hora de la siesta.

  - La longevidad lleva implícito una formación continua para quien sabe aprovecharse de ello y la paciencia es una virtud que se aprende a desarrollar durante los años.-

   Feliz por comprobar que el tedio presentado en la calle a esas horas puede provocar que su frágil cabeza se incline hacia un lado y sus ojos entren en reposo cuyo resultado será la imposibilidad de ser testigo de lo que acontece.- “nunca se sabe dónde está la noticia”

   Triste, por el desolador panorama que el país está atravesando cuyos efectos secundarios recaen sobre la mayor parte de los ciudadanos, a veces frustrada, por haber asistido tan solo tres semanas al colegio, hace mucho de ello, se sumerge en su propia impotencia y desearía gritar con todas sus mermadas fuerzas. Grito que debería emitirse por medio de un micrófono de las dimensiones del objetivo de un observatorio astronómico.

  -Señores… el poder es nuestro ya que recae sobre el pueblo.-

   Con el recuerdo de haber leído algo parecido en alguna parte de nuestra Carta Magna, -¿cómo se interpreta dicha cita?-…-¿qué cualquiera puede acceder al poder?

… ¡Así nos va!

   Unos días atrás intentaba explicar durante la espera en la cola de la pescadería de Mariquilla, que nosotros, inconscientes  de ello, cubrimos los asientos del Hemiciclo con una serie de emblemas representados por quien sabe quién. Algunas personas que esperaban con ella, las más avispadas, se atrevieron a decir que sabrían enumerar por lo menos al cabeza de lista.

  ¡Mujer!, ¿cómo no ir a votar?

   Algunos corrillos formados a medida que se avanza en la espera, se podía escuchar los reproches por semejante barbaridad  -“vamos!... y perderme al vecindario con sus galas domingueras, incluso los que no van a misa, ahora que tengo un nuevo vestido y cita con la peluquera”. “¿Se atreverá Marina a ir de la mano de ese joven, veinte años menor?” ¡Si su Manolo levantara la cabeza!”

   Ya casi vencida por la soledad de la calle los recuerdos se agolpan en su cabeza y se deja llevar  vencida al cansancio:

-Las cinco, ahora de la mañana, Evaristo inicia su rutina agachándose imprudentemente en contra de su artrosis para abrir la persiana de su tasca. Agarra los tiradores con sus fuertes manos, surcadas por el paso del tiempo y la negativa de enfrentarse a la modernidad que proporciona un lavavajillas.

Los dos primeros clientes, madrugadores, impertérritos, lo observan impasibles pero impacientes por que la cafetera marca Joigga adquiera la presión adecuada para el primer café de la mañana. Evaristo recorre el habitual trayecto que separa la puerta de la barra como si tras la imagen de Nuestra Señora del Remedio se tratase.

 Sus clientes demandan impacientes sus respectivas dosis de brandy gaditano. Supongo que para que no se le olvide, aunque lleve treinta años haciendo lo mismo.

Este recuerdo altera el ritmo cardiaco de la frágil mujer, pues al principio lo que eran alfileres ahora parecen flechas, lo que se le clava en el corazón.

A medida que avanza la amanecida, la tasca se convierte en una especie de virreinato donde cualquiera del pueblo puede ir a retirar su patente de corso.

Lugar mítico para apagar penas, sus osados clientes, ahora muchos, se desinhiben a la hora de exponer sus pensamientos: “El país se hunde, nuestra forma de vida desaparece, ¿a dónde nos han llevado nuestros fieles politicuchos?... los únicos que se salvan de la barbarie. Para no ahogarme  en mis bravuconerías, tomaré otra copa antes de salir renovado de la tasca, pues he dicho lo que pienso” …Casi todos me han sonreído…¡Feliz!

Los escenarios de las guerras han ido cambiando a lo largo de la historia y si algo he aprendido es que las batallas no se ganan ni en la cola de la pescadería ni en la barra de un bar. ¿Se podría ganar en un colegio electoral? No era mi intención utilizar una pregunta retórica, pero como muy bien habéis adivinado, la respuesta es la respuesta.

   -¡Calla mujer! Cada día estas peor! Cómo dejar de ir a votar. Aunque ahora que lo pienso… ¿votar?, ¿a quién?-

   Cuando parecía despertar, todavía recordaba como su vecina en su estrecha cocina le contaba  mientras cocía los chuchos para sus rizos en el mismo cazo que utiliza para hervir la leche, el descredito que se han ganado a pulso los personajillos de la alta suciedad española.

 Es improbable, mas aún imposible encontrarse unas urnas vacías al final del día por mucho que pongamos en jaque al sistema político, -le decía. ¿No sería mejor proponer una reforma donde los políticos accedieran a su candidatura para ser elegidos mediante oposiciones, así sabríamos su nivel de preparación?. Con ello eliminaríamos el Senado, aumentando las arcas del  Estado sin tener que oprimir a enfermos, estudiantes, pensionistas, dependientes, parados, etc.

   El saludo de Juana, su vecina, le hace volver torpemente a la realidad. Juana es una mujer diez años menor que mi abuela, pero en los ochenta hay matices que son imperceptibles década más o menos y no hay tarde que falte a su cita su vecina, ahora mi abuela.

   -“Mala cara haces hoy”-

   -“Y para no tenerla, hija” Nos siguen manejando como títeres, lo sabemos y nadie hace nada para resolverlo”

   -“ Si que los hay. Lo que no hay es quien los sigua pues nos hemos acomodado en el ausentismo  imperceptivo donde nadie lucha por nadie y nuestros héroes se han apagado desilusionados. No por culpa de ellos”-

   Hoy lo tenemos todo lo que antaño no podíamos tener,  aún sin inquisidor, no dejamos de vivir bajo el yugo en una Edad Media enmascarada sin presentar batalla alguna, dejándonos llevar por nuestros particulares Nobles, delincuentes de elaboración casera, sentados en un Hemiciclo para emular aquella tabla redonda impregnada de honor y lealtad. Con Valores.

-“Entonces, ¿qué propones?, ¿Un cambio?... Si, peo no de grupo, ¿será de sistema, no?”

-Pues a mí qué me dices, ¡que se la arreglen los demás!

Espíritu  ahogado por imposición

domingo, 1 de septiembre de 2013

Osculum


  
La mayoría de las historias románticas tienen sus inicios en un día de primavera, pues bien, esta no iba a ser menos.

   Su tez brillaba bajo la tenue luz de los últimos rayos del sol antes del ocaso. Allí lucia de espaldas, dejando visualizar su hermosa figura perfectamente contorneada por los tejanos que la cubrían. La brisa del atardecer animaba a su blusa a blandirse contra dirección.

   Poco tiempo después, el mismo brillo en su rostro iluminaba la habitación inutilizando la luz emitida por dos fluorescentes. Mis manos estaban apoyadas en su cintura y las suyas se unían entre si detrás de la cabeza apoyando sus brazos  sobre mis hombros. Aún recuerdo el lento y delicado momento en el que una de mis manos se separó de su cuerpo para apartar el cabello que cubría cara y cuello como si de hebras de fina porcelana se trataran… delicadeza!.

   Ninguna ciencia neótica podría resolver el enigmático movimiento deseoso por ser abrazado, cuya consecuencia desató una sensación antes desconocida, solo con acercar mi rostro al suyo y descansando los labios delicadamente sobre la tela que cubría su clavícula… Perfume!.

   De arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba sentí un leve hormigueo que recorría todo mi cuerpo, cuyo epicentro se encontraba en el pecho por la forma que empezaba a arder  mostrándose al exterior con un continuo temblor en el pómulo izquierdo de mi rostro.  Todo fue efímero peo intenso excepto el tic del pómulo que una vez instaurado quería ser partícipe de lo que a continuación se desarrollaría…. Premonición! 

   Embriagado por el aroma de su cuerpo y sin obedecer órdenes algunas, mi cabeza se giró por una fuerza magnética atraída por su calidez, buscando con mis labios la piel que recubre su esbelto cuello. Por un momento, el contacto obtuvo como resultado, que mis más ocultos instintos devoradores quisieran, en ese instante, robarle el alma.  El aumento y pesadez de la respiración obedeció de una forma caprichosa a que se desatara un efecto de cataclismo enturbiando los sentidos y por un instante pude dar sentido a un mundo que carece de sentidos…Deseo!

   Su mirada se fijó en la mía cuyos ojos se hacían cada vez mas grandes hasta que justo antes de que nuestros labios se encontraran, se cerraron en un acto reflejo abandonados a una luz que iluminaba aquella oscuridad.

   Lo que se inició con suma ternura desató una lucha entre ambas bocas, con el único fin de intentar dibujar el contorno de cada una. En dilucidar cuán forma resultaría en dicha exploración, parecía como si la vida se hubiere ralentizado sustancialmente. Cuando hube ubicado sus dos picos en forma de corazón que descendían hacia la comisura para  seguir dibujando un arco perfecto de su labio inferior noté como se acariciaban las respiraciones intercambiando perfumes inéditos abocados a dejar la boca tímidamente entreabierta…Pasión!

   Fue entonces cuando los mansos flujos que componían la saliva se enfrentaron,  convirtiéndose en feroces océanos, sobre los cuales se debatían ambas galeras en una épica batalla por abrir y cerrar las diferentes papilas gustativas y saborear las profundidades de su amada en el mismo intento de querer ser atrapada…Lujuria!

   Mientras tanto aquellas manos que torpemente salían de su hastío ahora gozaban de una vitalidad sorprendente cuyos sensibles  movimientos por espalda, hombros y cuello solo anhelaban que el tiempo no transcurriera…Amor!!!