Espacio para dar rienda suelta al pensamiento en forma escrita. La escritura te lleva de viaje al lugar preferido de tu mente. Escribir libera un mundo encerrado en ti deseando salir. Yo escribo además para aprender a comunicarme. Escribir mejora mi forma de hablar.
domingo, 30 de abril de 2017
Nunca se ha escrito nada sobre un cobarde
El canto desganado de un gallo vulnera la fantasía de una mañana primaveral. A lo lejos, un tímido gris es amenazado por el fervor de unas nubes blancas, desorganizadas pero en formación de ataque. Se dirigen hacia el horizonte con la orden de asediar lo que vendría a ser una tormenta cojonera.
Comienza la andadura rutinaria matinal de recorrer en procesión el fúnebre pasillo que separa la habitación del baño, donde espera tenazmente el verdugo para ejecutar la sentencia impuesta a un copioso almuerzo del día anterior. Una vez evacuada la capacidad total de la cisterna avanzamos con el ritual de higiene posterior.
Mientras las lagañas viajan por el desagüe en clase turista, recupero cierta lucidez, efímera, hasta la inminente ingesta de café que estará por llegar. Deshaciendo el camino, ahora a través de un pasillo entre jardines y flores preciosas cubiertas de fresco rocío cristalino, regreso a la leonera de donde salí unos minutos antes llamándome la atención un tablero de ajedrez, bajo una partida presuntamente sin terminar. Me acerco a la ventana y experimento como se yergue prepotente una torre por el efecto involuntario de un recuerdo evocador. Miro atentamente la disposición del reto de las fichas....algo va ha suceder.
El relincho de un cabello sin rumbo, un alfil en depresión, una reina con mirada inexpresiva y unos pocos peones enfrentándose entre sí. El rey blanco, más bien morado ante semejante estrategia se refugia en su único castillo, el cual mantiene sorprendentemente intactos sus muros ante el continuo ataque enemigo. De las negras mejor ni te cuento, futuro acorde al color -....¿De qué va esta partida?,-pienso.
La vulnerabilidad de ambos ejércitos va ha depender de los próximos movimientos.
Decido sentarte y observar la partida, total el mundo se acaba, la partida está perdida, más hoy me exijo eludir responsabilidades, el cambio climático ya está afectando y sino ya se encargarán los recientes electos presidentes del planeta. De todas formas no tenía organizado ningún plan importante para el resto del día, mi café se ha enfriado, la torre ya sin oxígeno, blandecina y sin ánimo ni capacidad de poder lanzar obuses desde su única y sonrosada almena.
El primer paso implementado en este nuevo desenlace será de un único movimiento de fortuna con el fin de agrupar todas mis piezas aún en pie y dirigirlas contra mi propio Rey, este necesita llevarse un buen susto para que espabile de una vez y se deje de tanta gilipollez. Total, la Reina mira en otra dirección.
Ante el inminente suicido de las blancas, un peón reacciona contra todo pronóstico desobedeciendo la orden impuesta. Impertérrito, mira hacia atrás y ve felicidad, esperanza, momentos irrepetibles algo surrealistas pero cargados de emociones, las cuales se les puede poner fin felizmente al otro lado del precipicio. Si mira hacia delante no ve nada. Hay una niebla espesa que aún perdura desde la ultima contienda, escombros, restos desmembrados de piezas caídas en el camino, una bomba que no explota y una trinchera intransitable de puñaladas por la espalda.
Mientras espero la reacción de las negras experimento como se me eriza el vello del cuerpo y tras esta reacción una brisa de aire fresco me hace tiritar. ¡Coño!, aún me encuentro desnudo y no solo eso, ... es que... ¡estoy sin vestir!
¡Atención! El adversario realiza un movimiento:(Bd7 a f4!!) Mi turno. A continuación realizo mi siguiente movimiento,...(me colocó el albornoz-+).
-¡Jaque!- Balbucea tímidamente mi contrincante, con más miedo que vergüenza y alejándose cobardemente por miedo a las consecuencias.... -¡no hombre, no!- Que me acabo de cubrir justamente ahora. -¡Que fastidio, tío!- Resignado cogí el lápiz para anotar la jugada y a continuación, como es debido, paro el tiempo: misma hora, misma fecha, distinto día, exactamente un año después pero con distinto desenlace. Un haz de esperanza atraviesa la habitación donde un tiempo atrás dos cuerpos se fundían ferozmente en uno solo. Ahora la contienda se debatirá en otro campo de batalla con
mismos jugadores, mismas fichas, distinto resultado.
(dxe5?!)- mueven las negras- Por el norte caen bombas desinteresadas hacia ninguna parte, en la meseta el asedio no tiene sentido y es para visitar al psiquiatra, en las islas un conato de explosión amenaza con un artefacto sin estallar de una guerra anterior y en el sur durante dos días se sella en secreto un acuerdo que valdrá toda una vida (Dxp=)-turno de las blancas - Sin embargo me veo obligado y digo obligado porque me rompe las pelotas tener que desplazar mis efectivos al noreste del tablero dejando sin defensa a mi Dama, pues si la perdiera me vería abocado a abandonar la partida y esta vez ni la Guardia Civil podría impedirlo, menos aún una pandilla de soplagaitas con sus respectivos culos que no les caben en sus mediocres asientos y unas papadas que impiden el cierre del cuello de sus rasgadas y añiles camisas.
Tengo una pizca de intuición,- ya me lo decía yo mismo puesto que no hay otra persona que se percatara, de este mi don,- así que algo me dice que mire de reojo hacia una esquina del tablero. Allí se encuentra un alfil arrodillado junto a un cabello moribundo intentando acceder con la cabeza hacia el corazón del animal a través de una abertura en el abdomen que mantiene abierta con ambas manos pues su lanza descansa junto a él, a la derecha justo donde se proyecta la alargada sombra del cuerpo inerte con muy pocos minutos de sol en el horizonte. Varios peones pasan por su lado como si no fuera con ellos la partida....-¿extraño, verdad?- Viviendo en un mundo de cotillas y maliciosos, la mente se va necrosando.
Ensartado, marcho con mi ejército hacia un enemigo enervado(o-o-o) y a esperar – si te soy sincero,- no con mucha paciencia- pues sólo imaginar sus curvas, sentada sobre una roca golpeada por un oleaje pusilánime, el sol reflejado en el rostro magnifica su belleza, el humo del tabaco sale de su boca formando sordos corazones que se disipan lentamente cuyo mensaje sus labios no se atreven a pronunciar pero son descifrados por quien acaba de aprender el arte del amor en una guerra sin piedad gracias a una diosa indú. Tumbado en la arena con las manos sobre la cabeza se dibuja una sonrisa en su faz mientras entorna los ojos a la vez que un pensamiento invade su sesera...- acabo de descifrar los signos cuidadosamente grabados en su perfecto trasero-
मैं हमेशा प्यार करता हूँ
(DxD!!)+
-¡Perdona!... ¿Y ya está? ¿Fin de la partida?.
Lo que acaece a continuación quedó plasmado unos cuantos movimientos antes, más bien a continuación del movimiento cuatro de la apertura inglesa en su variante Gambito Romanishim. Es curioso que al principio movemos ficha con la intención de posicionarnos en el centro del tablero sin más, mientras se va gestando la táctica en la cabeza y es ahí cuando comenzó todo. Todo empezó en (c4xb5), -soy de comer- Sin embargo las negras no intercambiaron el peón. Tardaría varios movimientos en empezar a ingerir ficha alguna. Mientras tanto la contienda se fue desarrollando en un ir y venir de batallas en diferentes escenarios de fortuna y algún que otro contratiempo hasta que la partida quedó igualada y rutinaria.
En la calle el bullicio de unos fieles exacerbados se convirtió en silencio al paso de la imagen del Cristo del Entierro y Nuestra Señora de los Dolores. –Maldita coincidencia- Perdí mi Reina.
Lo cual me llevaría a un año exacto de continuo asedio y osadías hasta que esta mañana cuando el calendario marcaba un 30 de marzo reanudé la partida con la única intención de hacer todo lo posible para que el contrario venciera. Esa sería mi victoria: Luchar por la suya.
Me alzo en armas, vigilo los flancos, dirijo mis tropas y a darlo todo por aquello en lo que creo y me ha llevado hasta aquí ...“El Amor”... ya no hay marcha atrás.
Con el inesperado giro que ha dado la partida logré hacer justicia. Supongo que con esta jugada conoceremos los héroes y criminales que ocuparon la misma casilla durante los distintos movimientos en partidas anteriores.Un peón herido huye agonizante tras el ataque de una torre en toda su trayectoria para refugiarse tras el cedro de su Majestad. El miedo crea adicción y las adicciones matan.Ya a salvo sonríe con la esperanza de ser libre cuyo anhelo solo agrava un corazón roto que sea lo que sea que tenga que ocurrir se niega a otro desamor (Txe3+).
¡Tiempo!
Hace falta tiempo para reconstruir la partida desde el principio. Si pudiera volver atrás lucharía de nuevo por conquistar los muros que me impiden avanzar y los atravesaría sin dejar opción a que el orgullo los refuerce y el batallón que compone la decepción cabe trincheras en el lado opuesto, obligando que la avanzadilla tome caminos inesperados y apenas queden fichas sobre el tablero.
Ambos Reyes marchan solitarios hasta el centro del tablero despojados de sus reales séquitos. Avanzan con la intención de firmar un tratado que ponga fin a este sinsentido. Lo que queda de ambas tropas maltrechas se repliegan en sus respectivos extremos del tablero, expectativas y en formación de ataque. Tímidamente se dan la mano sellando en secreto aquello que hayan acordado e inician su camino de vuelta. No llevarían ni dos casillas cuando los dos se pararon en seco. Lentamente se fueron girando quedando uno en frente del otro (d3=d6). Transcurridos unos segundos, podrían haber pasado horas, es cuando se deshacen de sus capas labradas en oro incoando una desesperada carrera el uno hacia el otro, fundiéndose en un fuerte abrazo que perdurará por el resto de sus vidas, pues preludian un final no deseado (tablas).
viernes, 7 de octubre de 2016
Con forma fática
El alba se encontró conmigo. Un contraluz dorado teñía de oro el relieve de las montañas del Collado García. Un estremecimiento de pavor recorrió mis entrañas dejándome sentado en el extremo de un angosto redil, atragantado por una sensación de indignidad personal. Ocultar ciertas sensaciones es como intentar simular un olvido.
Nada sucede al azar durante el transcurso de una batalla sobre un tablero de ajedrez. Tampoco es que se trate de códigos de rutina y no es que desee empezar esta historia muy pusilánime, menos aún como fanfarrón, pero si desearía ser cauto ante una evidente forma fática de las leyes banales del hombre.
Tan solo unas pocas horas antes,cuando avanzaba una apacible tarde estival,harto de sentirme una persona infeliz,sometido a mi propia estupidez e indolencia como un héroe postrado ante cualquier villano, me levante de mi letargo y con un gesto taimado superpuse miles de realidades, complejos y contradicciones pasadas. Era el momento de picar espuela y gastar suela de zapato, más o menos lo que viene siendo “salir echando leches”. Pero no iría solo.
Tenía el corazón obcecado en desobedecer a la razón y a falta de fé solo necesité un puñal clavado en mi propio egoísmo para salir acompañado en aquel largo camino de quinientos metros que separaban la casa del cementerio. La tarde dejaba paso a una tenue oscuridad que iba invadiendo el cuerpo desde los pies hacia el torso como cuando arrastras la colcha arrugada en el fondo de la cama para cubrir el cuerpo helado de las noches de invierno, tan echado de menos en verano.
No hablemos del tiempo. Dejemos eso para la cola del supermercado o el uso compartido de un ascensor con desconocidos.
Hoy podría cerrar los ojos un segundo y recordar las curvas de aquella mujer mejor que mis propios pensamientos. Cogidos de la mano inauguremos el paseo. Es cierto que dimos un rodeo pues el trayecto nos pareció corto y era mucho lo que había que tratar. Decidimos campo a través cruzar por detrás de la casa por un estrecho sendero que un poco más tarde nos llevó a un camino con vestigios de haber sido más transitado. Tomamos la dirección de la izquierda en un cruce, sorprendidos por una espesura de encinas y chaparros poco habituales en estos tiempos y tan comunes siglos atrás. Recuerdo haber contado la historia de que en tiempos de los romanos aquel lugar de nuestra Almería, hoy desértica, fue frondoso de vegetación y cuya cita de el geógrafo griego Estrabon decía “ Desde la Baetica a Tacarronensis una ardilla puede cruzar la península de rama en rama sin tocar el suelo”. Fue entonces cuando me entraron ganas de grabar en un tronco un mensaje de esos que perduran toda la vida.
Bajando colina abajo se hizo más duro el caminar. Hubo que soportar reproches, desenlaces desagradables, recuerdos negativos, más una concatenación de reacciones impasibles y mal gestionadas. A medida que las piernas descargaban presión ayudadas por la orografía del camino, la cabeza comenzaba a organizar la defensa ante semejante bombardeo de preceptos que el oído iba atendiendo solo a ratos, pues la contienda dio paso a un momento hostil en contradicción a mi anhelo de querer vivir en tranquilidad. ¡Qué mal rato, la verdad sea dicha!
Como si de una maratón se tratase llegamos ante la medrosa silueta que aquel lúgubre edificio ofrecía y donde los lugareños dan sepultura a sus convecinos. Los muros de no mucha altura están cubiertos de una argamasa aplicada a pellizcos disimulada por el reluciente resplandor de varias manos de cal recién aplicadas. Las aristas de la grava incrustada presentan los cantos redondeados como consecuencia del paso de los años. Mis gestos se amaneraron a medida que nos acercábamos a la verja. Pude notar como a pesar de la calor y la caminata a mi acompañante se le heló la piel y se le agitó la respiración. Respiración que no tardé en sentir en mi rostro pues la sensación de pánico le invadió y se aferró a mí como si ambas pieles se quisieran fundir en una.
Aún me pregunto cómo se puede viajar del enfado perfectamente instaurado a la libido amenazadora de una erección en toda regla...Creo que aprendí a leer las señales que mi cuerpo envía. Si...,va a ser eso, pues sin saber aún como sucedió juntamos ambas bocas en un apasionado beso como si no hubiera un mañana. No tardaría mucho en llegar al orgasmo a la vez que se agarraba con fuerza a los barrotes de la verja.
-Creo que estaría a bien engrasar los goznes de la verja para que no chirríe-
Miré hacia el interior y pude notar decenas de ojos que juzgan virtudes de las gentes como un tribunal a falta de fe se tratase. Pero al igual que no se puede quitar una arruga a una tela apretándola con fuerza, terminamos nuestra partida con un enroque a la reina.
El sol ya estaba a cierta altura sobre la cumbre de las montañas, majestuoso, provocador,solemnemente observador y un poco retrógrado. Creo que está enamorado de la luna, ella lo sabe y le asusta, por lo que desaparece al alba. Tan solo permanecen visibles lo que tarde en tomarse un café.
-¿Solo o con azúcar?-
Nada sucede al azar durante el transcurso de una batalla sobre un tablero de ajedrez. Tampoco es que se trate de códigos de rutina y no es que desee empezar esta historia muy pusilánime, menos aún como fanfarrón, pero si desearía ser cauto ante una evidente forma fática de las leyes banales del hombre.
Tan solo unas pocas horas antes,cuando avanzaba una apacible tarde estival,harto de sentirme una persona infeliz,sometido a mi propia estupidez e indolencia como un héroe postrado ante cualquier villano, me levante de mi letargo y con un gesto taimado superpuse miles de realidades, complejos y contradicciones pasadas. Era el momento de picar espuela y gastar suela de zapato, más o menos lo que viene siendo “salir echando leches”. Pero no iría solo.
Tenía el corazón obcecado en desobedecer a la razón y a falta de fé solo necesité un puñal clavado en mi propio egoísmo para salir acompañado en aquel largo camino de quinientos metros que separaban la casa del cementerio. La tarde dejaba paso a una tenue oscuridad que iba invadiendo el cuerpo desde los pies hacia el torso como cuando arrastras la colcha arrugada en el fondo de la cama para cubrir el cuerpo helado de las noches de invierno, tan echado de menos en verano.
No hablemos del tiempo. Dejemos eso para la cola del supermercado o el uso compartido de un ascensor con desconocidos.
Hoy podría cerrar los ojos un segundo y recordar las curvas de aquella mujer mejor que mis propios pensamientos. Cogidos de la mano inauguremos el paseo. Es cierto que dimos un rodeo pues el trayecto nos pareció corto y era mucho lo que había que tratar. Decidimos campo a través cruzar por detrás de la casa por un estrecho sendero que un poco más tarde nos llevó a un camino con vestigios de haber sido más transitado. Tomamos la dirección de la izquierda en un cruce, sorprendidos por una espesura de encinas y chaparros poco habituales en estos tiempos y tan comunes siglos atrás. Recuerdo haber contado la historia de que en tiempos de los romanos aquel lugar de nuestra Almería, hoy desértica, fue frondoso de vegetación y cuya cita de el geógrafo griego Estrabon decía “ Desde la Baetica a Tacarronensis una ardilla puede cruzar la península de rama en rama sin tocar el suelo”. Fue entonces cuando me entraron ganas de grabar en un tronco un mensaje de esos que perduran toda la vida.
Bajando colina abajo se hizo más duro el caminar. Hubo que soportar reproches, desenlaces desagradables, recuerdos negativos, más una concatenación de reacciones impasibles y mal gestionadas. A medida que las piernas descargaban presión ayudadas por la orografía del camino, la cabeza comenzaba a organizar la defensa ante semejante bombardeo de preceptos que el oído iba atendiendo solo a ratos, pues la contienda dio paso a un momento hostil en contradicción a mi anhelo de querer vivir en tranquilidad. ¡Qué mal rato, la verdad sea dicha!
Como si de una maratón se tratase llegamos ante la medrosa silueta que aquel lúgubre edificio ofrecía y donde los lugareños dan sepultura a sus convecinos. Los muros de no mucha altura están cubiertos de una argamasa aplicada a pellizcos disimulada por el reluciente resplandor de varias manos de cal recién aplicadas. Las aristas de la grava incrustada presentan los cantos redondeados como consecuencia del paso de los años. Mis gestos se amaneraron a medida que nos acercábamos a la verja. Pude notar como a pesar de la calor y la caminata a mi acompañante se le heló la piel y se le agitó la respiración. Respiración que no tardé en sentir en mi rostro pues la sensación de pánico le invadió y se aferró a mí como si ambas pieles se quisieran fundir en una.
Aún me pregunto cómo se puede viajar del enfado perfectamente instaurado a la libido amenazadora de una erección en toda regla...Creo que aprendí a leer las señales que mi cuerpo envía. Si...,va a ser eso, pues sin saber aún como sucedió juntamos ambas bocas en un apasionado beso como si no hubiera un mañana. No tardaría mucho en llegar al orgasmo a la vez que se agarraba con fuerza a los barrotes de la verja.
-Creo que estaría a bien engrasar los goznes de la verja para que no chirríe-
Miré hacia el interior y pude notar decenas de ojos que juzgan virtudes de las gentes como un tribunal a falta de fe se tratase. Pero al igual que no se puede quitar una arruga a una tela apretándola con fuerza, terminamos nuestra partida con un enroque a la reina.
El sol ya estaba a cierta altura sobre la cumbre de las montañas, majestuoso, provocador,solemnemente observador y un poco retrógrado. Creo que está enamorado de la luna, ella lo sabe y le asusta, por lo que desaparece al alba. Tan solo permanecen visibles lo que tarde en tomarse un café.
-¿Solo o con azúcar?-
miércoles, 17 de agosto de 2016
Columba livia
-¿Qué tarda un cuerpo en descomponerse, señorita?-
Tenía sólo doce años cuando realicé esta consulta a mi profesora de segundo de primaria durante una excursión al Museo Arqueológico de mi ciudad. Me llamó la atención ver aquellos esqueletos, sobre todo los que estaban incluidos en una vasija de barro con bordes romos.
Hoy es 30 de Marzo de 2016 cuando una alarma interna se accionó violando todos los vericuetos de mi cerebro. Me levanto con los ojos vidriosos y de forma obtusa me visto en la oscuridad de la habitación. Serían aproximadamente las 00:45 de la madrugada, una hora después de acostarme y seis horas antes que sonara la estoica melodía del despertador.
Al salir a la calle un enorme hedor a podredumbre, suciedad, orín y sudor se mezclaba en un denso ambiente a humedad agria, densa y difícil de respirar. Tuve que frotarme los ojos para comprender que aún no estaba en mi sala de autopsias con mis cadaveres diarios, mi bata blanca ajada y mi juego de bisturíes sobre un cadalso inmaculado.
-Saben aquello que iban dos cuñados caminando junto a una Alameda tras hincarse media olla de garbanzos estofados, cuando el más joven de ellos afirma “me están entrando unas ganas de cagar. ¿Tú llevas el papel? A lo que el más adulto se detiene un instante, le mira fijamente a los ojos y dice “ no!!!... yo me lo se de memoria”-
Mientras caminaba me vino a la memoria el recuerdo sutil y visible que opera aún de forma codiciosa cuya imagen de una mujer todavía en mi lecho, dormida boca abajo con su cuerpo semi desnudo cubierto solamente con una melena que ocupaba parte de su espalda como si de un cuadro se tratase y las pantorrillas cubiertas por un haz de sabanas torpemente amontonadas testigo de flujos y olores de un día apasionado. Me entretuve un poco en reconstruir las marcas que su piel había dibujado en su trasero ... ahora que lo recuerdo....precioso! Por la ventana asomaba la imagen de nuestro apacible mar Mediterráneo acariciando con sus tímidas olas la orilla de nuestra hermosa bahía.
Sin darme cuenta mi desasosiego particular me hizo parar involuntariamente pues ya me encontraba en la parada de taxi. Mire hacia mis piernas con la intención de agradecer tal gesta cuando el resplandor del blanco de mis huesos entre jirones de carne inerte y coágulos de sangre, reclamo de una carne ya muerta que se pudre de forma jovial y vuelvo a notar el mismo hedor de unos minutos atrás.
-Un señor con capa negra y sombrero alado entra en una tienda de animales y le pregunta al caballero de detrás del mostrador:
“¿Me puede usted vender 500 palomas?.
¿Mensajeras?
No! No le ensagero para nada”.
El escaso margen difuso que deja un desamor, junto con un grupo de moscas revoloteando en torno a mi cabeza, entorpece mis pesquisas y a medio camino entre la protesta y la disculpa amistosa confirma, más bien no apruebo el crédito de respeto que por interés propio había acumulado. La advertencia de algo vivido agazapado por el recuerdo, observando las heridas de un inolvidable pasado, decido plantear mi jugada con un enroque a la Reina. Marcaba el reloj las 14:50 cuando la partida termino. Jaque al Rey viejo. Intento insinuar surcos de lagrimas oscuras, más bien sucias para no desvelar un meticuloso plan que había confeccionado semanas atrás con el más mínimo de los detalles. No había dejado nada al azar como en aquellas gloriosos enlaces matrimoniales en época de esplendor.
Giro la cabeza cuando observó la fugaz y conocida figura negra de aquel caballero de capa y sombrero alado. Con una carpeta en la mano y un boli “bic” en la otra, mantiene una conversación con un señor bajito vestido con un traje outlet gris oscuro a rayas y corbata verde isabelina estampada con tonos más oscuros de lo más hortero.
-Querido amigo, tengo en mi poder 1000 palomas-
¿Mensajeras?
-No te ensagero nada-
Tenaz como un ejército de húsares, afino el matiz para tener la misma sensación que una ciudad fortificada, cercana e inalcanzable como aquella mujer tumbada en mi lecho unas horas antes, ahora desvaneciendose en el horizonte. Estólido, miro al cielo y veo pasar más o menos 1500 palomas batiendo sus alas al viento y no te ensagero nada.
Algo falla en el sistema de refrigeración. El calor se hace patente. Me sobra ropa. La bata lleva impregnado trozos de carne en descomposición con restos ocres de un pectoral intonso. Del pecho gorgotea una densa pus acelerada por hiperventilación. Los pulmones toman un color oscuro y oxidado en continua contienda con un trozo de tráquea que martillea el lóbulo superior ferozmente. Un charco de fluidos viscosos humedecen mis mocasines. El nivel va en aumento. Me muevo, - ¡soltar amarras!- -recoger la mayor!—¡soltar juanetes y trinquillas!...Comienza mi singular singladura. En un intento de salir de allí me viene a la cabeza aquella mujer que entra a la consulta del médico con mucha prisa – señora, necesito una muestra de sangre, otra de heces y otra de esperma de su marido- - Doctor, aquí le dejo mis bragas y ya se apaña usted que llegó tarde al trabajo-
Atónito, el médico llama a su enfermera para emitir la petición de las pruebas. Le hace entrega de aquella ropa interior, minúscula y rebosante de valiosa información. Le llama algo la atención. -Espere un memento señorita – informe al laboratorio que quiero los resultados más rápido que el vuelo de 2000 palomas- -¿Mensajeras, Doctor?- - No le ensagero nada-
En la cafetería de al lado aquel hombrecillo regordete, bajito y chabacano deja su chaqueta gris a rayas sobre el respaldo de un maltrecho taburete delante de la barra. – ¿Qué le pongo al señor?- -Al Señor le pone usted dos velas, a mí un café con la leche en el infierno, por favor!. Tras la barra pegado, no sé cómo, en una enorme cristalera, un reloj marcaba la hora. Hora que no viene a cuento por mucho que su jovial agujilla del segundero se moviera más rápido que el esclavo que huye del látigo de su amo. Entré o ya estaba sentado, no recuerdo bien. En definitiva lo que allí sucedió no tiene precedente alguno. Las paredes comenzaron arder por combustión espontánea, los remolinos de llamas rojas y amarillas ascendían hacia el techo, los fluorescentes acaecían en secuencia de pequeñas detonaciones como si tuvieran una espoleta bien sincronizada. Puertas y ventanas comenzaron a abrirse y cerrarse en continua discordia, todas estallaron simultáneamente. Inmóvil aún en mi lugar de la mesa donde se enfriaba un amargo café, la miré a los ojos y repasando los tiempos verbales cité:” -Te amo, te amé y te amaré-“ Las llamas no tardaron en envolverme y a medida que iban devorándome primero la piel, luego la carne y cuando el hueso se transformaba en polvo, a través del fuego pude verla por un instante más bella que nunca.
Salí del bar cabizbajo y a pocos metros me encontré de nuevo con aquel señor de capa y sombrero alado negro que sin darme tiempo a reaccionar me preguntó cómo me iba el día. Sin poder mirarle a la cara me llegó el recuerdo de una historia en la que un León había delimitado su territorio de la jungla con una valla y un cartel donde decía ¡Cuidado con el León! Una nota aclaraba: si entras sin permiso te comerá o te follará.. Seguí mi camino con la mirada fijada en la acera y al llegar a su altura, en un intento de articular palabra balbuceé –“a mí me comió-“
Hoy, siendo el responsable de mi propio asedio, suturo el pecho y el abdomen de un occiso de los seis que aún impertérritos permanecen sobre el frío de su respectiva mesa de aluminio cubiertos con una impecable sábana blanca recién planchada y olor a lavanda. Decido tomar un descanso. Salgo a la calle. Necesito un cigarrillo. Tomó asiento en uno de los bancos de la rambla junto a un señor que momentos después paradójicamente estaba alimentando a 2500 palomas.
-¿Mensajeras?-
-¡¡¡ Venga ya ¡!!
Tenía sólo doce años cuando realicé esta consulta a mi profesora de segundo de primaria durante una excursión al Museo Arqueológico de mi ciudad. Me llamó la atención ver aquellos esqueletos, sobre todo los que estaban incluidos en una vasija de barro con bordes romos.
Hoy es 30 de Marzo de 2016 cuando una alarma interna se accionó violando todos los vericuetos de mi cerebro. Me levanto con los ojos vidriosos y de forma obtusa me visto en la oscuridad de la habitación. Serían aproximadamente las 00:45 de la madrugada, una hora después de acostarme y seis horas antes que sonara la estoica melodía del despertador.
Al salir a la calle un enorme hedor a podredumbre, suciedad, orín y sudor se mezclaba en un denso ambiente a humedad agria, densa y difícil de respirar. Tuve que frotarme los ojos para comprender que aún no estaba en mi sala de autopsias con mis cadaveres diarios, mi bata blanca ajada y mi juego de bisturíes sobre un cadalso inmaculado.
-Saben aquello que iban dos cuñados caminando junto a una Alameda tras hincarse media olla de garbanzos estofados, cuando el más joven de ellos afirma “me están entrando unas ganas de cagar. ¿Tú llevas el papel? A lo que el más adulto se detiene un instante, le mira fijamente a los ojos y dice “ no!!!... yo me lo se de memoria”-
Mientras caminaba me vino a la memoria el recuerdo sutil y visible que opera aún de forma codiciosa cuya imagen de una mujer todavía en mi lecho, dormida boca abajo con su cuerpo semi desnudo cubierto solamente con una melena que ocupaba parte de su espalda como si de un cuadro se tratase y las pantorrillas cubiertas por un haz de sabanas torpemente amontonadas testigo de flujos y olores de un día apasionado. Me entretuve un poco en reconstruir las marcas que su piel había dibujado en su trasero ... ahora que lo recuerdo....precioso! Por la ventana asomaba la imagen de nuestro apacible mar Mediterráneo acariciando con sus tímidas olas la orilla de nuestra hermosa bahía.
Sin darme cuenta mi desasosiego particular me hizo parar involuntariamente pues ya me encontraba en la parada de taxi. Mire hacia mis piernas con la intención de agradecer tal gesta cuando el resplandor del blanco de mis huesos entre jirones de carne inerte y coágulos de sangre, reclamo de una carne ya muerta que se pudre de forma jovial y vuelvo a notar el mismo hedor de unos minutos atrás.
-Un señor con capa negra y sombrero alado entra en una tienda de animales y le pregunta al caballero de detrás del mostrador:
“¿Me puede usted vender 500 palomas?.
¿Mensajeras?
No! No le ensagero para nada”.
El escaso margen difuso que deja un desamor, junto con un grupo de moscas revoloteando en torno a mi cabeza, entorpece mis pesquisas y a medio camino entre la protesta y la disculpa amistosa confirma, más bien no apruebo el crédito de respeto que por interés propio había acumulado. La advertencia de algo vivido agazapado por el recuerdo, observando las heridas de un inolvidable pasado, decido plantear mi jugada con un enroque a la Reina. Marcaba el reloj las 14:50 cuando la partida termino. Jaque al Rey viejo. Intento insinuar surcos de lagrimas oscuras, más bien sucias para no desvelar un meticuloso plan que había confeccionado semanas atrás con el más mínimo de los detalles. No había dejado nada al azar como en aquellas gloriosos enlaces matrimoniales en época de esplendor.
Giro la cabeza cuando observó la fugaz y conocida figura negra de aquel caballero de capa y sombrero alado. Con una carpeta en la mano y un boli “bic” en la otra, mantiene una conversación con un señor bajito vestido con un traje outlet gris oscuro a rayas y corbata verde isabelina estampada con tonos más oscuros de lo más hortero.
-Querido amigo, tengo en mi poder 1000 palomas-
¿Mensajeras?
-No te ensagero nada-
Tenaz como un ejército de húsares, afino el matiz para tener la misma sensación que una ciudad fortificada, cercana e inalcanzable como aquella mujer tumbada en mi lecho unas horas antes, ahora desvaneciendose en el horizonte. Estólido, miro al cielo y veo pasar más o menos 1500 palomas batiendo sus alas al viento y no te ensagero nada.
Algo falla en el sistema de refrigeración. El calor se hace patente. Me sobra ropa. La bata lleva impregnado trozos de carne en descomposición con restos ocres de un pectoral intonso. Del pecho gorgotea una densa pus acelerada por hiperventilación. Los pulmones toman un color oscuro y oxidado en continua contienda con un trozo de tráquea que martillea el lóbulo superior ferozmente. Un charco de fluidos viscosos humedecen mis mocasines. El nivel va en aumento. Me muevo, - ¡soltar amarras!- -recoger la mayor!—¡soltar juanetes y trinquillas!...Comienza mi singular singladura. En un intento de salir de allí me viene a la cabeza aquella mujer que entra a la consulta del médico con mucha prisa – señora, necesito una muestra de sangre, otra de heces y otra de esperma de su marido- - Doctor, aquí le dejo mis bragas y ya se apaña usted que llegó tarde al trabajo-
Atónito, el médico llama a su enfermera para emitir la petición de las pruebas. Le hace entrega de aquella ropa interior, minúscula y rebosante de valiosa información. Le llama algo la atención. -Espere un memento señorita – informe al laboratorio que quiero los resultados más rápido que el vuelo de 2000 palomas- -¿Mensajeras, Doctor?- - No le ensagero nada-
En la cafetería de al lado aquel hombrecillo regordete, bajito y chabacano deja su chaqueta gris a rayas sobre el respaldo de un maltrecho taburete delante de la barra. – ¿Qué le pongo al señor?- -Al Señor le pone usted dos velas, a mí un café con la leche en el infierno, por favor!. Tras la barra pegado, no sé cómo, en una enorme cristalera, un reloj marcaba la hora. Hora que no viene a cuento por mucho que su jovial agujilla del segundero se moviera más rápido que el esclavo que huye del látigo de su amo. Entré o ya estaba sentado, no recuerdo bien. En definitiva lo que allí sucedió no tiene precedente alguno. Las paredes comenzaron arder por combustión espontánea, los remolinos de llamas rojas y amarillas ascendían hacia el techo, los fluorescentes acaecían en secuencia de pequeñas detonaciones como si tuvieran una espoleta bien sincronizada. Puertas y ventanas comenzaron a abrirse y cerrarse en continua discordia, todas estallaron simultáneamente. Inmóvil aún en mi lugar de la mesa donde se enfriaba un amargo café, la miré a los ojos y repasando los tiempos verbales cité:” -Te amo, te amé y te amaré-“ Las llamas no tardaron en envolverme y a medida que iban devorándome primero la piel, luego la carne y cuando el hueso se transformaba en polvo, a través del fuego pude verla por un instante más bella que nunca.
Salí del bar cabizbajo y a pocos metros me encontré de nuevo con aquel señor de capa y sombrero alado negro que sin darme tiempo a reaccionar me preguntó cómo me iba el día. Sin poder mirarle a la cara me llegó el recuerdo de una historia en la que un León había delimitado su territorio de la jungla con una valla y un cartel donde decía ¡Cuidado con el León! Una nota aclaraba: si entras sin permiso te comerá o te follará.. Seguí mi camino con la mirada fijada en la acera y al llegar a su altura, en un intento de articular palabra balbuceé –“a mí me comió-“
Hoy, siendo el responsable de mi propio asedio, suturo el pecho y el abdomen de un occiso de los seis que aún impertérritos permanecen sobre el frío de su respectiva mesa de aluminio cubiertos con una impecable sábana blanca recién planchada y olor a lavanda. Decido tomar un descanso. Salgo a la calle. Necesito un cigarrillo. Tomó asiento en uno de los bancos de la rambla junto a un señor que momentos después paradójicamente estaba alimentando a 2500 palomas.
-¿Mensajeras?-
-¡¡¡ Venga ya ¡!!
domingo, 31 de julio de 2016
JUEGO DE TRENES. VIAJE SIN RETORNO
No era un día cualquiera, era el día. Uno de tantos en los que se debe tomar una decisión. Fue entonces cuando interrumpió una bandada de pájaros poco habituales en esta estación del año. Miré al cielo y un escalofrío me cruzó el cuerpo de arriba a abajo. Una trayectoria difícil de ejecutar sino fuera por los pequeños malabares de los que conquistaron los cielos. Lo extraño era que aquí,en la tierra firme, todo empezaba a inquietarse de manera sepulcral.
De repente el cielo se cubrió de todos grises dibujando un mural de nubes que recorrían todos los tonos de la escala monocromo. Las aves habían desaparecido.
El suelo empezó a vibrar bajo las delgadas sillas de la terraza donde tomábamos el café. Levanté la taza, le di un sorbo y mirándole a la cara le dije lo que sentía apelando a cierta tolerancia ante una inminente cagada.
Podría describir mediante una versión abreviada lo que expresé pero fue entonces cuando un amargo estruendo nos hizo saltar dejando un espacio considerable entre el asiento de la silla y nuestras posaderas. Como toda regla empírica tras el efecto llega la consecuencia.
El cielo ahora cobraba tonos naranjas y coral con destellos intermitentes de ocre. El calor era insoportable, la emisión de cenizas dificultaba respirar, agravio magnificado a través de una conversación entrecortada y un mensaje ahogado, ahora por el fenómeno desatado. Trozos de roca caían sobre la acera y la calzada se inundo de un río de lava lento y devastador.
No sabía cómo interpretar aquello, tampoco la situación me daba la oportunidad necesaria. Solo recuerdo cuando la vi marchar que en el fondo de mi mente estaba seguro de que estaba totalmente muerto.
Mientras todo volvía a una normalidad, ahora muy distinta, me reúno con ella cada día y me veo considerablemente disminuido, cegado por la melancolía de un pasado glorioso.
De camino al trabajo observo cómo se marcha hasta que el horizonte engulle su moldeada silueta. Asomo entonces la mirada por el retrovisor para ver aquellos momentos pasados bajo un cielo de estrellas figuradas:
-“un humilde y escurridizo pene solo quería que se le prestara cierta atención. Torpemente erecto esperaba con cierta ternura a que el paladar terminase de saborear los manjares más íntimos y profundos que emanan del gozo de una mujer tras explotar de placer. Él miraba dulcemente con la cabeza aún apoyada en la entre pierna a escasos centímetros de su vagina como si de una obra de arte expuesta en un museo se tratase. Ahora era su turno. Vacilante noto como su ano se dilataba humedecido por las emanaciones estremecedoras recientes. Penetró sin dificultad con destellos intermitentes que oscilaban dibujando en el aire un arco de forma notaría. El ritmo suave y delicado permitía poder pararse brevemente para recorrer con la mirada aquel cuerpo estremeciéndose y notar como aumentaba la respiración y la temperatura de aquella piel aterciopelada levemente cubierta de un fino y delicado vello ahora erizado. Cogió la mano de ella y la atrajo sobre su propio sexo con la intención de que se acariciara. Tras tímidos intentos de resistencia abdicó y se dejó asir. Los movimientos se aceleraron a la vez que el ritmo de la penetración provocando en él una inexpresable erección culminando ambos en un climax total de pasiones incontroladas, disfrutadas y en silencio vividas”
De vuelta a la circulación llego a los aparcamientos de la estación dispuesto a pasar un breve instante por el andén, sentarme en aquel banco donde tantas veces he llorado en silencio durante los últimos meses y aún vuelvo para llorar aunque es cierto que ahora no me llevo las manos a la cara pues al levantar la mirada recuerdo cómo se subía a otro tren que no era el mío. Apeado en la quietud de una irreversible soledad intento conscientemente leer sus pensamientos desde la distancia y siento miedo.
Todavía noto como quema y va ardiendo en mi interior su partida mientras me paso las horas intentando dilucidar los motivos que le llevaron a ese viaje con destino precioso pero incierto a la vez que no quiero tener el entendimiento de mis errores.
Vi cómo se le caía una agenda que no me dio tiempo a devolver. Quedó abierta por la página donde anotaba las cosas positivas que le ocurrían. Fechada en mayo de varios años atrás se podía leer con letra clara y firme “Primer beso”
Me dirijo al filo de la dársena a la espera de mí tren en busca de un acantilado juez y letal cuando siento un alivio incompresible provocado por el indulto diario basado en una gran amistad futura y duradera.
Cuesta asumir las circunstancias cuando el corazón no quiere atender a la razón pero de igual manera que dos no se pelean si uno no quiere, debemos asumir el destino que el tren de la vida nos tiene destinado y aprender a vivir con ello. Podemos subirnos o bajarnos en cada estación si así lo deseamos pero es cierto que el camino no lo elegimos aunque sí que lo escribimos.
-“ Es lo que hay”-
Permitirme que os diga : ......“ Y UNA MIERDA”
-Clip.-
-¿Cómo? De clip nada...un mojón-
“Aquella otra tarde esperaba de rodillas a que terminase de despojarse de los estrechos pantalones y dejaran al aire unas tersas e interminables piernas que poco a poco se doblaban para dejarse caer sobre un suelo acolchado. Una vez flexionarlas y suficientemente abiertas levante la cabeza y fijando mis ojos en los suyos hablamos con la mirada asintiendo lo que a continuación sucedería.
Lentamente me fui acercando dibujando corazones con los labios por el interior de sus piernas. Cuando el suave y dulce muslo se acabo, la lengua tomó el testigo en busca de tan preciado botoncito detonador de placeres inconfesables. Con delicadeza y robustez fue separando los labios vaginales hasta que encontró lo que buscaba. La saliva empezó a luchar contra un torrente de cálida humedad y se dejó vencer. Con movimientos precisos y constantes fue recorriendo toda su zona pues no quería dejarse un milímetro sin saborear. De momento unas manos conocidas sujetaron tiernamente la cabeza y con un movimiento firme la colocó en el lugar deseado. Todo apuntaba a que un torrente de placer estaba apunto de llegar, la respiración de aceleró, la tensión de los músculos de su cuerpo terminaron en una dulce explosión de excitación y relajación.
Tumbados mirando el techo nos prometimos amor eterno”.
Alimentado por los recuerdos se aprende a valorar una leve sonrisa por efímera que sea y hoy cuando todo ha terminado, cuando las calles vuelven a tener su aspecto habitual, el cielo vuelve a recuperar su tono azul tímidamente cubierto de una nube que se ha colado Dios sabe por dónde, el aire es respirable, la brisa es fresca y la normalidad instaurada, vuelvo a disfrutar de mi café diario con la mejor compañía que se puede desear pues de no ser así para que cojones se inventó el café.
-¡Ahora sí! ...
-Clip-
-Eso es lo que tú te crees.........
De repente el cielo se cubrió de todos grises dibujando un mural de nubes que recorrían todos los tonos de la escala monocromo. Las aves habían desaparecido.
El suelo empezó a vibrar bajo las delgadas sillas de la terraza donde tomábamos el café. Levanté la taza, le di un sorbo y mirándole a la cara le dije lo que sentía apelando a cierta tolerancia ante una inminente cagada.
Podría describir mediante una versión abreviada lo que expresé pero fue entonces cuando un amargo estruendo nos hizo saltar dejando un espacio considerable entre el asiento de la silla y nuestras posaderas. Como toda regla empírica tras el efecto llega la consecuencia.
El cielo ahora cobraba tonos naranjas y coral con destellos intermitentes de ocre. El calor era insoportable, la emisión de cenizas dificultaba respirar, agravio magnificado a través de una conversación entrecortada y un mensaje ahogado, ahora por el fenómeno desatado. Trozos de roca caían sobre la acera y la calzada se inundo de un río de lava lento y devastador.
No sabía cómo interpretar aquello, tampoco la situación me daba la oportunidad necesaria. Solo recuerdo cuando la vi marchar que en el fondo de mi mente estaba seguro de que estaba totalmente muerto.
Mientras todo volvía a una normalidad, ahora muy distinta, me reúno con ella cada día y me veo considerablemente disminuido, cegado por la melancolía de un pasado glorioso.
De camino al trabajo observo cómo se marcha hasta que el horizonte engulle su moldeada silueta. Asomo entonces la mirada por el retrovisor para ver aquellos momentos pasados bajo un cielo de estrellas figuradas:
-“un humilde y escurridizo pene solo quería que se le prestara cierta atención. Torpemente erecto esperaba con cierta ternura a que el paladar terminase de saborear los manjares más íntimos y profundos que emanan del gozo de una mujer tras explotar de placer. Él miraba dulcemente con la cabeza aún apoyada en la entre pierna a escasos centímetros de su vagina como si de una obra de arte expuesta en un museo se tratase. Ahora era su turno. Vacilante noto como su ano se dilataba humedecido por las emanaciones estremecedoras recientes. Penetró sin dificultad con destellos intermitentes que oscilaban dibujando en el aire un arco de forma notaría. El ritmo suave y delicado permitía poder pararse brevemente para recorrer con la mirada aquel cuerpo estremeciéndose y notar como aumentaba la respiración y la temperatura de aquella piel aterciopelada levemente cubierta de un fino y delicado vello ahora erizado. Cogió la mano de ella y la atrajo sobre su propio sexo con la intención de que se acariciara. Tras tímidos intentos de resistencia abdicó y se dejó asir. Los movimientos se aceleraron a la vez que el ritmo de la penetración provocando en él una inexpresable erección culminando ambos en un climax total de pasiones incontroladas, disfrutadas y en silencio vividas”
De vuelta a la circulación llego a los aparcamientos de la estación dispuesto a pasar un breve instante por el andén, sentarme en aquel banco donde tantas veces he llorado en silencio durante los últimos meses y aún vuelvo para llorar aunque es cierto que ahora no me llevo las manos a la cara pues al levantar la mirada recuerdo cómo se subía a otro tren que no era el mío. Apeado en la quietud de una irreversible soledad intento conscientemente leer sus pensamientos desde la distancia y siento miedo.
Todavía noto como quema y va ardiendo en mi interior su partida mientras me paso las horas intentando dilucidar los motivos que le llevaron a ese viaje con destino precioso pero incierto a la vez que no quiero tener el entendimiento de mis errores.
Vi cómo se le caía una agenda que no me dio tiempo a devolver. Quedó abierta por la página donde anotaba las cosas positivas que le ocurrían. Fechada en mayo de varios años atrás se podía leer con letra clara y firme “Primer beso”
Me dirijo al filo de la dársena a la espera de mí tren en busca de un acantilado juez y letal cuando siento un alivio incompresible provocado por el indulto diario basado en una gran amistad futura y duradera.
Cuesta asumir las circunstancias cuando el corazón no quiere atender a la razón pero de igual manera que dos no se pelean si uno no quiere, debemos asumir el destino que el tren de la vida nos tiene destinado y aprender a vivir con ello. Podemos subirnos o bajarnos en cada estación si así lo deseamos pero es cierto que el camino no lo elegimos aunque sí que lo escribimos.
-“ Es lo que hay”-
Permitirme que os diga : ......“ Y UNA MIERDA”
-Clip.-
-¿Cómo? De clip nada...un mojón-
“Aquella otra tarde esperaba de rodillas a que terminase de despojarse de los estrechos pantalones y dejaran al aire unas tersas e interminables piernas que poco a poco se doblaban para dejarse caer sobre un suelo acolchado. Una vez flexionarlas y suficientemente abiertas levante la cabeza y fijando mis ojos en los suyos hablamos con la mirada asintiendo lo que a continuación sucedería.
Lentamente me fui acercando dibujando corazones con los labios por el interior de sus piernas. Cuando el suave y dulce muslo se acabo, la lengua tomó el testigo en busca de tan preciado botoncito detonador de placeres inconfesables. Con delicadeza y robustez fue separando los labios vaginales hasta que encontró lo que buscaba. La saliva empezó a luchar contra un torrente de cálida humedad y se dejó vencer. Con movimientos precisos y constantes fue recorriendo toda su zona pues no quería dejarse un milímetro sin saborear. De momento unas manos conocidas sujetaron tiernamente la cabeza y con un movimiento firme la colocó en el lugar deseado. Todo apuntaba a que un torrente de placer estaba apunto de llegar, la respiración de aceleró, la tensión de los músculos de su cuerpo terminaron en una dulce explosión de excitación y relajación.
Tumbados mirando el techo nos prometimos amor eterno”.
Alimentado por los recuerdos se aprende a valorar una leve sonrisa por efímera que sea y hoy cuando todo ha terminado, cuando las calles vuelven a tener su aspecto habitual, el cielo vuelve a recuperar su tono azul tímidamente cubierto de una nube que se ha colado Dios sabe por dónde, el aire es respirable, la brisa es fresca y la normalidad instaurada, vuelvo a disfrutar de mi café diario con la mejor compañía que se puede desear pues de no ser así para que cojones se inventó el café.
-¡Ahora sí! ...
-Clip-
-Eso es lo que tú te crees.........
sábado, 9 de julio de 2016
JUEGO DE TRENES
El estruendo sonido producido por la bocina del tren de las cuatro y media terminó con el alelado estado en el que se encontraba sobre el andén de la estación. Fuera hacia un día primaveral con una brisa agradable, incluso se podía escuchar el revuelo de un grupo de jóvenes jugando con el agua en la acera. Todo apuntaba a que iba a ser un día especial, solo faltaba armarse de la suficiente valentía para encontrar las palabras adecuadas.
La plataforma comenzaba a sufrir el ir y venir los transeúntes a diferencia de los que se agolpaban mirando al vacío de las vías. A veces creo que hay personas que se quedan las horas dejando morir lentamente el tiempo intentando enfrentarse al reto de ser el que ve más lejos un horizonte de hierros, madera, piedras, .... oscuridad.
Armado de valor, se encerró sentado en el borde de una mesa y con su verborrea lo soltó. Valiente!
Semanas más tarde, sentado ahora en una silla, apuntaba en una agenda lo bueno y lo malo en cada una de sus inmaculadas hojas con borde rosa. Las faltas de ortografía dejaron de tener importancia. El objetivo de aquella cruzada iba en contra de toda hostilidad. La decisión estribaba en subirse al tren que se había parado justo en frente. Lo podía palpar.
Olvidó lo pusilánime que días atrás hacía temblar los cimientos de su conciencia e involuntariamente, firme, sin vacilar se adelantó hasta el borde del andén. La dilación del primer paso se transformó en un efímero desfile casi castrense como la velocidad del pensamiento. Ya sin hormigón, el siguiente paso descansaría en el vacío... dentro!!!
En movimiento con los pies fijados en el suelo, aún incrédulo se pellizcaba.... pausa .... de vuelta a la realidad se le escapó una sonrisa picaresca hacia un lado de la cara dejando ver cómo sus inmaculados incisivos descansan torpemente sobre su labio inferior a modo de campo de amapolas rojas sobre la ladera de un verde calle. Consciente de ir a bordo en sentido contrario reclinó el asiento hacia atrás y con la mirada fijada en un punto del techo se despertó tres años después.
Traicionado por las circunstancias, el tiempo, la oportunidad y la lucidez, el plan secreto elaborado se deshizo por completo mientras dormitaba. Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos desvaneciendose sin más, poniendo resistencia al final del trayecto inútilmente. Apeado!!!
Obligado ahora a subir al otro tren, tren situado paralelamente en la vía contigua, el de siempre... Su tren. Miró a un lado y a otro. Estaba vacío. Una extraña sensación a podredumbre lo envolvió. Las paredes se iban deshaciendo lentamente formando pequeños afluentes de lodo marcando su perezoso pero angosto curso. Las vigas se estaban fragmentando en pequeños e irregulares trozos que se desprendían con tenebrosa majestuosidad. Quiso correr la cortina de uno de los asientos que daba a la ventana y la tela se desmenuzó como si se tratase de un trozo de papel vegetal recién sacado del horno. Resignación!!!
Sentado en el ajado asiento que da al pasillo notó como aquel lugar se ponía en movimiento. No le importaba la dirección ni el destino de su nuevo viaje, su viaje, el viaje que de sobra conocía la última parada. Con la mirada perdida hacia la ventana contemplaba como en el cristal se iban proyectando las imágenes de un viaje anterior que cronológicamente arranco tras el llanto de un complejo, una feria, Tijuana, un beso, ...... llantos!!!
Haciéndose el dormido con los ojos abiertos empezó a soñar. Mientras tanto comenzó su viaje: Huelva, Malaga, Granada, Valencia, Ciudad Real, Sevilla, de vuelta a Málaga, Granada y como en toda procesión el paso se detuvo...R.I.P.
Hoy, algo más de tres meses vuelve fielmente al andén en busca de respuestas sin preguntas, aferrado a un fiel sentimiento que le emana desde lo más profundo de su ser. Casi lo ahoga. Se sienta al filo de la pasarela, finge no pasar nada y se queda media hora soñando en volver a aquel tren que no le permitió llegar a su destino. Pero las vías ahora están vacías y llenas de herrumbre, abandonadas como presagio de un viaje que no llegará. Quizás ya no haya tren o su viaje comienza con un nuevo destino, pues hay distancias que enfrían se acero asiático y quien maneja los mandos de la locomotora tiene el derecho de admisión. “Zaska”
Sin embargo no está solo, una chica hippy cada mañana se sienta adormilada a su lado y no dice nada. Como si de un ritual tribal se tratase se miran el uno al otro durante un breve instante y vuelven la mirada a cada uno de los opuestos sentidos a todo lo largo que la vista alcanza ver los interminables raíles. Soledad!!!
Llevo varios días intentando verlo, pues “la curiosidad mató al gato” y no entiendo bien esta historia, que vive Dios, me da en el bigote que podría ser una de tantas historias de amor y aquí nadie se atreve a subirse al vagón, menos aún sabiendo que dirección tomar.
Yo lo tengo claro!!!
Tú no?
La plataforma comenzaba a sufrir el ir y venir los transeúntes a diferencia de los que se agolpaban mirando al vacío de las vías. A veces creo que hay personas que se quedan las horas dejando morir lentamente el tiempo intentando enfrentarse al reto de ser el que ve más lejos un horizonte de hierros, madera, piedras, .... oscuridad.
Armado de valor, se encerró sentado en el borde de una mesa y con su verborrea lo soltó. Valiente!
Semanas más tarde, sentado ahora en una silla, apuntaba en una agenda lo bueno y lo malo en cada una de sus inmaculadas hojas con borde rosa. Las faltas de ortografía dejaron de tener importancia. El objetivo de aquella cruzada iba en contra de toda hostilidad. La decisión estribaba en subirse al tren que se había parado justo en frente. Lo podía palpar.
Olvidó lo pusilánime que días atrás hacía temblar los cimientos de su conciencia e involuntariamente, firme, sin vacilar se adelantó hasta el borde del andén. La dilación del primer paso se transformó en un efímero desfile casi castrense como la velocidad del pensamiento. Ya sin hormigón, el siguiente paso descansaría en el vacío... dentro!!!
En movimiento con los pies fijados en el suelo, aún incrédulo se pellizcaba.... pausa .... de vuelta a la realidad se le escapó una sonrisa picaresca hacia un lado de la cara dejando ver cómo sus inmaculados incisivos descansan torpemente sobre su labio inferior a modo de campo de amapolas rojas sobre la ladera de un verde calle. Consciente de ir a bordo en sentido contrario reclinó el asiento hacia atrás y con la mirada fijada en un punto del techo se despertó tres años después.
Traicionado por las circunstancias, el tiempo, la oportunidad y la lucidez, el plan secreto elaborado se deshizo por completo mientras dormitaba. Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos desvaneciendose sin más, poniendo resistencia al final del trayecto inútilmente. Apeado!!!
Obligado ahora a subir al otro tren, tren situado paralelamente en la vía contigua, el de siempre... Su tren. Miró a un lado y a otro. Estaba vacío. Una extraña sensación a podredumbre lo envolvió. Las paredes se iban deshaciendo lentamente formando pequeños afluentes de lodo marcando su perezoso pero angosto curso. Las vigas se estaban fragmentando en pequeños e irregulares trozos que se desprendían con tenebrosa majestuosidad. Quiso correr la cortina de uno de los asientos que daba a la ventana y la tela se desmenuzó como si se tratase de un trozo de papel vegetal recién sacado del horno. Resignación!!!
Sentado en el ajado asiento que da al pasillo notó como aquel lugar se ponía en movimiento. No le importaba la dirección ni el destino de su nuevo viaje, su viaje, el viaje que de sobra conocía la última parada. Con la mirada perdida hacia la ventana contemplaba como en el cristal se iban proyectando las imágenes de un viaje anterior que cronológicamente arranco tras el llanto de un complejo, una feria, Tijuana, un beso, ...... llantos!!!
Haciéndose el dormido con los ojos abiertos empezó a soñar. Mientras tanto comenzó su viaje: Huelva, Malaga, Granada, Valencia, Ciudad Real, Sevilla, de vuelta a Málaga, Granada y como en toda procesión el paso se detuvo...R.I.P.
Hoy, algo más de tres meses vuelve fielmente al andén en busca de respuestas sin preguntas, aferrado a un fiel sentimiento que le emana desde lo más profundo de su ser. Casi lo ahoga. Se sienta al filo de la pasarela, finge no pasar nada y se queda media hora soñando en volver a aquel tren que no le permitió llegar a su destino. Pero las vías ahora están vacías y llenas de herrumbre, abandonadas como presagio de un viaje que no llegará. Quizás ya no haya tren o su viaje comienza con un nuevo destino, pues hay distancias que enfrían se acero asiático y quien maneja los mandos de la locomotora tiene el derecho de admisión. “Zaska”
Sin embargo no está solo, una chica hippy cada mañana se sienta adormilada a su lado y no dice nada. Como si de un ritual tribal se tratase se miran el uno al otro durante un breve instante y vuelven la mirada a cada uno de los opuestos sentidos a todo lo largo que la vista alcanza ver los interminables raíles. Soledad!!!
Llevo varios días intentando verlo, pues “la curiosidad mató al gato” y no entiendo bien esta historia, que vive Dios, me da en el bigote que podría ser una de tantas historias de amor y aquí nadie se atreve a subirse al vagón, menos aún sabiendo que dirección tomar.
Yo lo tengo claro!!!
Tú no?
domingo, 29 de noviembre de 2015
CELOS
Alguien dijo una vez: -“Cordoba tiene un color especial...”- o más o menos algo parecido dice la canción, no?
Si es cierto que el origen de esta historia comienza sobre un afeminado tejado con la tez de un hombre de aquellos donde aún no existía la rueda y casi siempre con sus mismos ropajes. Es curioso, ahora que lo pienso, que su inadecuada sonrisa favorecía horripilantemente a ese ser.
Todo comenzó horas antes, aún no le daba importancia a los continuos mensajes de ida y vuelta que se iban produciendo a lo largo del día. Fue un –“vamos ya!, Paca”- a modo de impaciencia e inusual para lo que debería haber sido un depredador a la altura de semejante presa. Presa única en el mundo por su belleza inconfundible ....¿ajena quizás a lo que se avecinaba?
Las primeras pesquisas infundadas acaecían hacia un abismo donde de forma incomprensible el botín se dejaba asir. A medida que las horas pasaban las evidencias tan legibles vaticinaban un cierre del caso de forma fulminante – “coser y cantar”- se decía a sí mismo frotándose las manos.
El subconsciente a vences te atropella el trasero vigorosamente de forma que no te deja pensar con claridad. Fiel a él, como no podría ser de otra manera, te dejas arrastrar teniendo como consecuencia el inevitable desvirgamiento llegando a ser atroz hasta el punto de notar como lentamente se te alisa el esfínter hasta que el desgarro te envuelve en una esfera de calamidad.
No obstante, terco por esclarecer los hechos, ahondaba en heridas abiertas y pululantes mientras se encaminaba hacia el bar que había junto al dispensario de anticonceptivos donde certeramente y gracias a su intuición la encontraría allí.
Incapaz de ingerir bocado, cabizbaja y sin articular palabra fue presa nuevamente pero esta vez la alimaña era de otra estirpe. No paraba de disparar ráfagas de preguntas y más preguntas, pues como bien apunté anteriormente fue follado por su subconsciente.
-“¿Pero a qué se debe tanto revuelo?”- Jamás en la historia de cualquier investigador que le ponen delante de sus propios ojos la posibilidad de leer las pruebas, rehusa a verlas y se hecha de nuevo a las calles acompañado de su ceguera en busca de hechos infundados sin conexión con el caso.
-¿Estaremos ante un necio que se infringe dolor a modo de dopaje?-
Extraña historia donde ninguna ciudad alberga echo insólito.
Pasan las horas para el presunto derrotado. La soledad de la barra de un mediocre bar de la ciudad, luz tenue y una espesa nube de tabaco sobre su cabeza era el perfecto escenario lúgubre para poner fin a un ciclo por no decir el comienzo hacia el final de su existencia.
–“¿Y entonces que pasó?”-....
... Que al igual que el desamor, el amor lo devoró.
Un gato se posó en sus pies y se dormido ronroneando. Momentos antes, posado en el alféizar de su ventana observaba las gentes fumar en las frías terrazas de una noche primaveral de noviembre.
...-“sigo sin entender”-
.... –“¿A ver cómo te lo puedo explicar?”-
-“¡eso,eso, explícate!”
Silencio....
....más silencio!....
...Volviendo al principio, un gesto inapropiado le cambio el talante, epicentro de elocuencias cuyas reacciones desataron un brinco de la silla donde permanecía inquietamente sentado, con un –“hasta mañana”- ahogado se marchó, pues se sentía fuera de lugar y un obstáculo hacia un futuro nada prometedor.
Tumbado encima sobre el hastío de su colchón en la quietud de la noche, impertérrito con la mirada perdida en la oscuridad de su habitación, se proyectaban infinidad de imágenes pasadas a cámara rápida ante el inútil intento de pegar ojo. Siempre te preguntas cómo se puede llegar a darse estas situaciones. Y son estas y otras pesquisas las que el buen pensador culmina con la respuesta correcta. Como en una buena peli de detectives el culpable no es quien parece ser. Hay que sufrir y sortear incómodas situaciones por el camino, ordenar las ideas y una vez claras, elaborar la hipótesis que te lleve directamente al culpable... y no siempre es el mayordomo o la chica de la limpieza.
...sigamos...
En el intento de descubrir lo que sucedió obsesionado por cerrar el caso y el porqué de los acontecimientos que atormentaban sus investigaciones, tubo que tomar de su propia medicina una noche en la terraza de un café sin consumición alguna que tomar. Empático, dejó que poco a poco se fueran quedando vacías las mesas de la terraza pues la soledad lo elevó a un estado de valentía tal que unas lágrimas comenzaron a aflorar. Mientras balbuceaba entre sollozos cada una de sus investigaciones, fue atando cávalas torpemente en voz alta. Imperó la verdad y la razón pues cada una de las notas no salían de los apuntes de su maltrecha agenda, sino con una forma casi alienígena emanaron de lo más profundo de su corazón. Por fin y sin más se quedó atónito pues ha encontrado al culpable. –“Yo”-.
Han pasado varios días tras su propia detención y aferrado a los barrotes de aquel inhóspito lugar,mirada perdida, una leve sonrisa se quiere dibujar en su boca pues sin soltar el frío y oxidado hierro ha recuperado el apetito que perdió y pide a gritos seguir encadenado.
Tras él en la oscura pared se puede leer –“ Cordoba, una hermosa ciudad que me devolvió la felicidad”-
Si es cierto que el origen de esta historia comienza sobre un afeminado tejado con la tez de un hombre de aquellos donde aún no existía la rueda y casi siempre con sus mismos ropajes. Es curioso, ahora que lo pienso, que su inadecuada sonrisa favorecía horripilantemente a ese ser.
Todo comenzó horas antes, aún no le daba importancia a los continuos mensajes de ida y vuelta que se iban produciendo a lo largo del día. Fue un –“vamos ya!, Paca”- a modo de impaciencia e inusual para lo que debería haber sido un depredador a la altura de semejante presa. Presa única en el mundo por su belleza inconfundible ....¿ajena quizás a lo que se avecinaba?
Las primeras pesquisas infundadas acaecían hacia un abismo donde de forma incomprensible el botín se dejaba asir. A medida que las horas pasaban las evidencias tan legibles vaticinaban un cierre del caso de forma fulminante – “coser y cantar”- se decía a sí mismo frotándose las manos.
El subconsciente a vences te atropella el trasero vigorosamente de forma que no te deja pensar con claridad. Fiel a él, como no podría ser de otra manera, te dejas arrastrar teniendo como consecuencia el inevitable desvirgamiento llegando a ser atroz hasta el punto de notar como lentamente se te alisa el esfínter hasta que el desgarro te envuelve en una esfera de calamidad.
No obstante, terco por esclarecer los hechos, ahondaba en heridas abiertas y pululantes mientras se encaminaba hacia el bar que había junto al dispensario de anticonceptivos donde certeramente y gracias a su intuición la encontraría allí.
Incapaz de ingerir bocado, cabizbaja y sin articular palabra fue presa nuevamente pero esta vez la alimaña era de otra estirpe. No paraba de disparar ráfagas de preguntas y más preguntas, pues como bien apunté anteriormente fue follado por su subconsciente.
-“¿Pero a qué se debe tanto revuelo?”- Jamás en la historia de cualquier investigador que le ponen delante de sus propios ojos la posibilidad de leer las pruebas, rehusa a verlas y se hecha de nuevo a las calles acompañado de su ceguera en busca de hechos infundados sin conexión con el caso.
-¿Estaremos ante un necio que se infringe dolor a modo de dopaje?-
Extraña historia donde ninguna ciudad alberga echo insólito.
Pasan las horas para el presunto derrotado. La soledad de la barra de un mediocre bar de la ciudad, luz tenue y una espesa nube de tabaco sobre su cabeza era el perfecto escenario lúgubre para poner fin a un ciclo por no decir el comienzo hacia el final de su existencia.
–“¿Y entonces que pasó?”-....
... Que al igual que el desamor, el amor lo devoró.
Un gato se posó en sus pies y se dormido ronroneando. Momentos antes, posado en el alféizar de su ventana observaba las gentes fumar en las frías terrazas de una noche primaveral de noviembre.
...-“sigo sin entender”-
.... –“¿A ver cómo te lo puedo explicar?”-
-“¡eso,eso, explícate!”
Silencio....
....más silencio!....
...Volviendo al principio, un gesto inapropiado le cambio el talante, epicentro de elocuencias cuyas reacciones desataron un brinco de la silla donde permanecía inquietamente sentado, con un –“hasta mañana”- ahogado se marchó, pues se sentía fuera de lugar y un obstáculo hacia un futuro nada prometedor.
Tumbado encima sobre el hastío de su colchón en la quietud de la noche, impertérrito con la mirada perdida en la oscuridad de su habitación, se proyectaban infinidad de imágenes pasadas a cámara rápida ante el inútil intento de pegar ojo. Siempre te preguntas cómo se puede llegar a darse estas situaciones. Y son estas y otras pesquisas las que el buen pensador culmina con la respuesta correcta. Como en una buena peli de detectives el culpable no es quien parece ser. Hay que sufrir y sortear incómodas situaciones por el camino, ordenar las ideas y una vez claras, elaborar la hipótesis que te lleve directamente al culpable... y no siempre es el mayordomo o la chica de la limpieza.
...sigamos...
En el intento de descubrir lo que sucedió obsesionado por cerrar el caso y el porqué de los acontecimientos que atormentaban sus investigaciones, tubo que tomar de su propia medicina una noche en la terraza de un café sin consumición alguna que tomar. Empático, dejó que poco a poco se fueran quedando vacías las mesas de la terraza pues la soledad lo elevó a un estado de valentía tal que unas lágrimas comenzaron a aflorar. Mientras balbuceaba entre sollozos cada una de sus investigaciones, fue atando cávalas torpemente en voz alta. Imperó la verdad y la razón pues cada una de las notas no salían de los apuntes de su maltrecha agenda, sino con una forma casi alienígena emanaron de lo más profundo de su corazón. Por fin y sin más se quedó atónito pues ha encontrado al culpable. –“Yo”-.
Han pasado varios días tras su propia detención y aferrado a los barrotes de aquel inhóspito lugar,mirada perdida, una leve sonrisa se quiere dibujar en su boca pues sin soltar el frío y oxidado hierro ha recuperado el apetito que perdió y pide a gritos seguir encadenado.
Tras él en la oscura pared se puede leer –“ Cordoba, una hermosa ciudad que me devolvió la felicidad”-
domingo, 28 de diciembre de 2014
Pandemia
…espero que esta exposición haya cubierto vuestras expectativas
iniciales. Como dije al principio, tratamos un tema “pesado” en su teoría, a la
vez que interesante en el terreno.
Así acabó mi ponencia o más o menos de forma semejante. Simultáneamente,
el crepitar de las sillas moviéndose
hacia atrás envolvió las últimas palabras mientras escribía mi dirección de
correo electrónico en una pizarra tediosa con un rotulador pidiendo a gritos un
sustituto y pude oír el sentimiento de vergüenza ajena producido por el trazado
añil. Al cerrar torpemente la capucha lancé una mirada de consuelo al rotulador
haciendo la promesa de su pronto reemplazo.
-Perdonar este distracción, porque no sé a qué carajo ha
venido este comentario- Mis disculpas por perder el hilo de esta historia.
El día amaneció gris, un gris azulado típico de nuestra
tierra. Solo unas gotas de lluvia que caían tímidamente. Seguramente alguien
desde las nubes les estaba obligando a precipitarse al vacío. Lo más normal que
en pleno mes de diciembre no bajamos de los quince grados por lo que mientras
realizaba un curso acelerado e intensivo del manejo del paraguas pisé una de
tantas baldosas sueltas de nuestras aceras
con tal suerte que empapé mis mocasines nuevos.
-Esto tampoco tiene que ver con la historia que deseo
contar, más aún… ni tiene relación alguna. Perdón!-
El tenedor de la vajilla de diario, discerniente, sujetaba
desproporcionadamente aquel pedazo de filete de lomo de cerdo como si deseara
que no pudiese huir de la condena imputada. Ahora tocaba el turno del cuchillo.
El arco descrito por el brazo desde su reposo en la zona comensal hasta el
momento de comenzar a incidir sobre él fue majestuoso. Aún recuerdo como elegí
el punto de incisión como si en él se dibujara unas coordenadas GPS de color
verde fosforito. El ruido emitido por la sierra del cuchillo mientras desgarraba
cada musculo de aquel inerte tejido fue casi aterrador y no era por la sequedad
del instrumento ejecutador puesto que la orografía del filete acumuló pequeños
lagos de aceite quemado. -Es que era de la parte de la cabeza-.
Una idea surgió en mi cabeza, inapropiada, como viene siendo
habitual mientras almuerzo. Recordaba que esa misma tarde debía realizar mis
compras. Me vino a la memoria un lugar cercano. Se trataba de un comercio asiático
que estaba abierto todo el día. Saludé a su propietario de forma amigable
presuponiendo que era conocido ya que su cara me resultaba familiar.
-Puede parecer una broma de mal gusto y es por ello que
deseo me disculpéis por alejarme una vez más de este sin sentido-
Sentado en mi confortable sofá, las noticias siempre
desastrosas de esta cadena provocan un cambio de canal en busca de mejores
noticias. ¿Cuál fue mi sorpresa? Una estadística realizada por una honorable
universidad con prestigio internacional exponía los datos de su distendido
trabajo. “…se ha detectado un considerable aumento de un tanto por ciento
elevado de españoles que buscan refugio ante la crisis asistiendo a las aulas” Yo me pregunto cómo traducir este titular:
¿Soy más Listo o más Tonto con o sin status?
Se me ocurre una posible respuesta: A priori no es de listos
ni de tontos en una sociedad cuyos valores culturales y morales están basados
en lo que pueda pensar el vecino de nosotros nos compromete a ocupar nuestro
tiempo en algo denegado como el trabajo. Ojo!, tenemos el derecho al trabajo pero
poca posibilidad de acceder a él. Espiamos nuestros pecados estudiando.
…por lo menos hacemos algo de provecho.
Ummmmm!!!
… parados…sí!... todavía,… pero más formados.
¡Más que formados en formación!: Formados para la cola del
paro, para la cola de una ONG, para recibir una ayuda o en la cola del banco
para evitar un desahucio.
Ahora me doy cuenta que por una vez estoy al hilo de las
consecuencias, sin divagaciones ni despistes. Centrado, como no podría ser de
otra manera, caigo en la cuenta que si falla un rotulador al hacer una reseña
con un pronóstico del 5% de probabilidades de ser copiada o recordaba, no puede
ser tan importante del hecho de salir a reponerlo a una tienda de los chinos un
día lluvioso.
-Joder! Que a gusto me he quedado!.... o no!!!
-Cip-
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